Entrevista a José María Contreras Espuny. Presenta su libro «Fisiología» este viernes.

Este joven ursaonés de 24 años es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Hispalense, efectuó el Máster en periodismo cultural de la Universidad San Pablo Ceu (Madrid). Ha ejercido como entrevistador para la televisión del Instituto Cervantes, especializado en el campo de la literatura y la lengua española, así como crítico cultural para distintos fanzines. Actualmente, es doctorando en Literatura Comparada por la Universidad Complutense y desempeña la labor de lector crítico para la editorial Alfaguara. Su carrera literaria se inició en 2003 cuando, con 16 años, publicó Hojas del Silencio. Ha participado en diversos medios de comunicación con artículos de opinión y creaciones literarias, entre ellos, El Pespunte Impreso con su columna «Apotegma», y, desde 2011, publica semanalmente en el blog personal Animal de azotea (http://josemariacontrerasespuny. blogspot.com.es/). Ha sido merecedor de distintos premios y menciones por su obra poética y prosística, y ha llevado a cabo recitales y conferencias para la difusión de la lectura y la poesía. Actualmente trabaja en varios proyectos en el campo de la narrativa y el ensayo.

 

En primer lugar, ¿cómo definirías Fisiología?

Se trata de un grupo de poemas escritos entre los 20 y los 24 años. Dada la heterogeneidad de las composiciones, decidí dividir el libro en tres partes, según la parte del cuerpo de donde parta la inspiración: cerebral, cardiovascular, testicular.

Pero también podemos hablar de un carácter unitario y que hace referencia a lo de “Fisiología”. En primer lugar es una especie de guiño irónico a las ciencias humanísticas, ya que hoy día se desprecia cualquier forma de conocimiento que no sea empírica. El cientifismo lo impregna todo.

Además es una forma de reivindicar el aspecto físico de la existencia. Al margen de realidades más espirituales, es innegable que todo lo que percibimos es a través de los sentidos, todo es más palpable de lo que a veces se cree. Así, la poesía, tradicionalmente aérea, surge y se alimenta de la piel, de los órganos…

Y, sobre todo, un homenaje a mi abuelo José María, al que va dedicado el libro.

 

Tu primera obra, Hojas del Silencio, vio la luz cuando contabas con sólo 16 años. ¿Qué significó para ti, fue una necesidad o más bien un experimento?

Las dos cosas al mismo tiempo. Con 16 años se es muy joven y muy inconsciente, y, por supuesto, quería experimentar; aún quiero, si no para qué, ¿no? Sin embargo, al mismo tiempo, Hojas del silencio respondía a un impulso que aún hoy se mantiene. Es aquella necesidad de la que hablaba Rilke y, que si algún día faltara, más me valdría dedicarme a otra cosa. No se trata de exhibicionismo –eso es mala educación o megalomanía-, sino de condición.

 

¿Sientes que Fisiología es un trabajo más maduro debido al paso de los años?

Sí. La ingente cantidad de errores me han enseñado algo, poco, pero algo. Cada desengaño suscita ocho esperanzas nuevas y es ahí donde se aprende. Los años no han pasado en balde, y espero que no lo hagan en adelante si Dios quiere.

Respecto a la literatura quizás haya dejado de ser un juego, aunque nunca se debe perder el sentido lúdico. También puede que haya adquirido responsabilidad, hay un contenido moral, lo que no quiere decir que la literatura tenga que ser como un sermón.

Además, con cada lectura o estudio sobre la literatura, se va acrecentando un sentimiento de derrota, pues, mientras más se acerca uno a una montaña, más tiene que levantar la vista para atisbar la cumbre.

 

¿En qué aspectos de la obra crees que puede apreciarse ese cambio?

Es menos pretenciosa que la anterior. Los grandes temas, que finalmente son el leit motiv de toda la escritura, son abordados desde la particularidad. Un hombre puede manejar lo que puede manejar, así, en lugar de hablar del Amor, al que tan mal le sienta la mayúscula, se aborda el palmo de piel que una mujer tiene entre la clavícula y el pecho.

También hay un amor por la forma, un reconocimiento del legado de la poesía española, y así, desde la veneración, alguna que otra trasgresión.

Y el dramatismo, que tanto que caracteriza la visión de adolescencia, está aquí mitigado o pintarrajeado de sentido del humor. El humor, que un día me dijo mi tío Víctor y hoy empiezo a entenderlo, siempre se agradece y nada resta.

 

Habrá muchos ursaonenses que no conozcan las titulaciones que posees y tus numerosas intervenciones en conocidos medios, siempre en clave literaria. (coméntalas)

Estudié filología hispánica en la Hispalense que, en contra de lo que piensan muchos, no es ninguna escuela literaria. Luego me mudé a Madrid para estudiar un máster en periodismo cultural por la Universidad San Pablo Ceu. Madrid fue una ciudad que me enseñó enormemente. Allí trabajé como entrevistador literario para la sede central del Instituto Cervantes y se me dio la oportunidad de conocer y dialogar largamente con figuras de la talla de Félix Grande, Luis Alberta de Cuenca, Antonio Colinas y un largo etcétera. De ellos aprendí una barbaridad y me permitieron sumergirme y discutir sobre su poética. También en la capital, a raíz de un ejercicio de clase que convenció a mi profesor, surgió la oportunidad de trabajar como lector crítico para Alfaguara. Desde luego es un trabajo de responsabilidad y difícil, pero intento llevarlo a cabo con integridad y desde lo que son mis escasos conocimientos. También allí profundicé en la estructura narrativa con Juan Aparicio Belmonte gracias al Hotel Kakfa. Ahora estoy a vueltas con el doctorado. Estoy escribiendo mi tesis en el campo de la literatura comparada y versa sobre los conversos en la Francia de principios de siglo… apasionante (risas).

 

¿Cuáles son tus proyectos de futuro? (continuar con las colaboraciones, novela)?

Pues tengo intención de seguir con el blog Animal de azotea hasta llegar a 100 artículos, luego ya veré qué hago con ellos, puede que una pajarera para los periquitos de mi hermano Miguel (risas).

Ando con una novela entre manos. No quiero hablar demasiado del proyecto porque sería la mejor forma de gafarme, pero diré que se titulará El diluvio y se centra en un pueblo que lleva dos años sufriendo una lluvia ininterrumpida. Es una novela coral, como cuadros costumbrista-apocalípticos. En un principio estaba situada explícitamente en Osuna, ya que me es más fácil desarrollar una geografía narrativa que conozco, pero son muchos los que me han hecho saber que Osuna jamás se inundaría porque está en pendiente. Puede que me invente el nombre de una localidad y au. Hay mucho purista (risas)

 

¿Te gustaría seguir ligado al mundo de la literatura o también tienes otras inquietudes?

Sin duda. Es un campo complicado, pero esa es mi aspiración. De todas formas estoy desarrollando el doctorado con vistas a una posible dedicación en el campo de la investigación o la docencia. Además no desprecio ningún campo artístico, salvo el arte plástico, que admiro profundamente, pero para el que no estoy capacitado. A día de hoy mis manos no me han obedecido rectamente ni una sola vez. (enseña unas manos gruesas y de apariencia torpe), ¿Qué se puede hacer con esto? Soy el único que llevaba plástica y tecnología para septiembre.

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¿Llevas mucho tiempo preparando esta obra?

Bueno, los poemas más antiguos tienen cuatro o cinco años de antigüedad. Llevaba tiempo pensando en aglutinar unos cuantos y publicarlos, pero mi manía de corregir siempre me hacía dudar. Hay cientos de poemas que se me han deshecho por no darles su momento, aunque probablemente si no tuvieron su momento es porque no lo merecían. Así que un día me levanté y decidí publicarlos sin más. Creo que estoy entrando en una nueva etapa creativa, y para abrir una puerta hay que cerrar otra.

 

¿Durante qué etapas te ha acompañado? (estudiando la carrera, Erasmus, lejos de la familia…) ¿Sientes que ello te ha servido de inspiración?

Desde luego, cada experiencia nos enriquece y normalmente salir del ambiente de uno aporta perspectiva. Praga me dio mucho. Y por supuesto Madrid que, sin lugar a dudas, es el centro de España.

Todas las vivencias alimentan el imaginario. Una vez Juana Libedinskiy me aconsejó: ponte en situaciones que normalmente no vivirías, sólo así enriquecerás tu punto de vista y tu escritura. Tenía más razón que un santo.

 

¿Cómo ha sido tu desembocadura en tu actual editorial?

Tenía opción de una editorial tradicional, pero preferí la autoedición por varias razones. Quería que el proceso fuera rápido, que no me diera tiempo a arrepentirme. Tenía que salir del círculo vicioso de descartes y correcciones en el que tan fácilmente caigo. Además hoy día las cosas han cambiado. Gracias a internet los medios se han democratizado, es decir, algo ya no se legitima por el soporte, pues todos pueden tener acceso al mismo medio, sino por la calidad de la materia y el nombre que la firma. Entrar en tratamientos con las distribuidoras tradicionales es escandalosamente desventajoso, más aún con la publicidad totalmente gratuita que facilitan las redes sociales. Estamos en una época donde se saltan los intermediarios y yo lo quería probar. Por otra parte no olvidemos que se trata de poesía. Su alcance es el que es, sus lectores son los que son, así que he domeñado mis pretensiones.

 

¿Algo más que añadir?

Invitar a todos los lectores de El Pespunte, que son muchos, a la presentación de “Fisiología” el próximo 11 de mayo, viernes, a las 20:30 en el paraninfo de la Universidad de Osuna. Organiza los “Amigos de los Museos” con la colaboración del Ayuntamiento de Osuna. Presentará el acto el escritor e historiador, y al caso mi tío, Víctor Espuny, mientras que el recital lo acompañarán Miguel Estrada con el piano y su hermana Elena con la flauta travesera. Después habrá una copita en el patio. Pasaremos un buen rato y compartiremos cosas. Que vengan, no se arrepentirán.

 

Enhorabuena José María por tu nueva publicación y te deseamos muchísimo éxito en todo lo que emprendas. Y desde estas líneas te hacemos extensible públicamente de nuevo la colaboración para escribir en El Pespunte Digital, como ya lo hicieras en El Pespunte Impreso hasta que dejara de editarse y que nos quedamos con ganas de saber cómo continuaba tu «Apotegma». Nos veremos este viernes pues será un día grande no sólo para ti sino para la cultura de Osuna.

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