Misericordia en una noche semioscura

Son, en los primeros segundos del Jueves Santo, cuando se abren las puertas de la Iglesia Colegial de Osuna. Se forman los primeros tramos de nazarenos dentro de la iglesia y la Cruz de Guía, acompañada de sus cuatro faroles, se acomodan en el dintel de la puerta. Todo está listo para que la Cofradía de la Misericordia realice su estación de penitencia.

Comienzan a salir los primeros tramos de nazarenos por las calles de Osuna acompañados de sus dieciséis monaguillos que tanto caracterizan a esta Cofradía. En torno a las 00:13 h de la noche salió el Señor de la Misericordia. Una plaza, que a pesar de las inclemencias meteorológicas se encontraba llena, llena de silencio que habla por sí. Acompañó musicalmente un tambor sordo que con su sonido, los costaleros del Señor, de costero a costero encaraban las cuestas de San Antón. Este año de manera diferente ya que la Cofradía se vio obligada a cambiar su recorrido por las circunstancias meteorológicas.

La Plaza Mayor estaba abarrotada de gente y dos nazarenos, a las 0:38 h, pedían la venia. El capataz da tres martillazos, suena la pértiga, se elevan los cuatro ciriales y estallan las matracas. La Cofradía va buscando su templo mientras el Señor sigue cautivando corazones con su andar portentoso.

Comenzaba a hacer frío en la Villa y la luna se escondía tras dos nubes cuando de nuevo la plaza volvía a permanecer en absoluto silencio, pero esta vez para ver a su Cristo finalizar su estación de penitencia.

Con su hermoso andar y respeto, el Señor de la Misericordia se dirigía hasta entrar en la Solemne Iglesia Colegial.

Nuestra más sincera enhorabuena a dicha Cofradía por su acierto en acortar su recorrido y por su maravillosa estación de penitencia.

Felipe Cecilia

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