José Antonio Ruiz pregonó las Glorias del Rocío en Osuna

joseDomingo, algo lluvioso, no era para menos, porque la Virgen del Rocío lloraba emocionada al oír a dos hijos suyos hablar tan bien y tan bonito de Ella.

En el Auditorio del Conservatorio de Osuna, engalanado para la ocasión, en un salón de actos que acoge con toda claridad actos emotivos de esta envergadura. Presidía el acto un cuadro de la Virgen del Rocío, delante del dosel de la Cofradía de la Misericordia y 7 sillas presidenciales, compuestas por el Secretario de la Hermandad, Tte., Hermano Mayor, Representación del Consejo, Fray Manuel Jurado, O.C., Concejal de Cultura del Ayto de Osuna, Hermano Mayor de la Hermandad y Pregonero. Tras el atril del pregonero, el coro rociero Ahava, con nuevas incorporaciones, haciendo de este coro, un coro con unas expectativas altísimas.

Comenzó el Padre Jurado con una oración inicial y tras él, Ezequiel Guerrero, presentador del pregonero, tomó el atril y con una presentación sencilla, cercana, en la que la amistad rebosaba, nos puso en primera fila de la vida de José Antonio. Ezequiel también apeló a la no finalización de su presentación, ya que, según decía, les queda mucho por vivir, mucho por aprender en sus aficiones y hobbys que comparten.auditorio

Tras Ezequiel, y el efusivo abrazo en el que se fundieron ambos amigos, José Antonio tomó la palabra. Comenzó un poco tímido, pero decidido a pregonar las Glorias del Rocío con total firmeza, sabiendo lo que quería hacer, y lo hizo. Se ayudó de la guitarra para todas las poesías que pronunciaba, haciéndonos ver la relación de su amiga, la guitarra, y él, siendo dos inseparables, hasta en su pregón.

Pasaba el Pregón, y entre sus líneas de pregón, descansaba para dejar la voz al coro Ahava, su coro, del que es director y que participó con una singularidad y unas voces de chapó. Cantaron plegarias, sevillanas y rezos, que hicieron levantar los aplausos del público presente. Los mismos aplausos que se levantaron cuando José Antonio hablaba sobre la verdad del Rocío, sobre el Rocío de a pie, sin lujos, ni altanerías. El Rocío de verdad, el de sudor y esfuerzo, el de sacrificio y Hermandad, pregonándolo perfectamente para dejar claro que El Rocío no es lo que nos muestran, sino lo que podemos vivir con la Hermandad de Osuna.

También realizó una bellísima poesía y prosa sobre el accidente de la Carreta al volcar. Relacionó la caída con la superación de levantarse, “Quien se cae, se levanta y si no, los hermanos estaremos para levantarlo”. Este fue el momento de mayor apogeo en el Pregón, en el que se escucharon varios “oles” y aplausos con mayor fuerza.

José Antonio terminó el pregón tal y como Juan Pablo II recomendó y ordenó posteriormente, quiso hablarle al pueblo de Osuna y terminó diciendo: “Que todo el mundo sea rociero”

Un gran pregón que cumplió con las expectativas rocieras, un gran pregón que aúna las verdades del Rocío: Hermanos, unión, fe, rezo por cante y sobre todo, Hermandad

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