Al alba Nazareno, despertaba para ser reinado y coronado por un pueblo, Osuna, que masivamente lo esperaba ante la puerta de la iglesia de la Victoria para acompañarlo en su recorrido por las calles de la Villa Ducal. No iba solo, como siempre, su bendita Madre, la Virgen María de los Dolores, iba detrás, con paso lento y acompasado siguiendo los pasos de su hijo hasta el monte Gólgota de Osuna, la Insigne iglesia Colegial.
Al sol de “La madrugá”, la Virgen de los Dolores salía también a la calle para ser coronada como una Reina, la Reina de Osuna.