Había expectación, y mucha, por escuchar el Pregón de la Semana Santa de Álvaro Reina. Expectación porque todos los allí presentes sabíamos que Álvaro, además de sobrado conocedor en la materia es un excepcional comunicador y no solo por lo que dice sino por lo que no dice y por cómo lo hace. Como buen locutor de radio, Álvaro es un dominador del silencio expresivo, de la pausa, del temple y de la modulación de la voz. Pero lo de este Domingo de Pasión era otra cosa.
Le precedió su presentador, José Manuel Torrejón Japón y flamante pregonero del pasado año y que tuvo palabras certeras para describir al pregonero y que estas llegaran tanto a los que ya conocíamos a Álvaro como a los que no. Palabras que en alguna que otra ocasión se tornaban en términos taurinos, como buen amante de este arte que es el protagonista y del que nos acercó desde su prisma profesional al más personal.