El villancico de Juanma
Juanma Moreno ha despedido el año parlamentario con un villancico cantado a capella por los 58 diputados que tienen los populares afincados en el Hospital de las Cinco Llagas desde que el malagueño consiguiese aquella absoluta en un ya lejano 19 de junio de 2022 que le valió aquel mítico tatuaje en la muñeca. Es Navidad y suena aquello de “pero mira cómo beben los peces en el río, pero mira cómo beben por ver a Dios nacido” mientras los compases del cajón flamenco adornan las palmas del morador del Palacio de San Telmo.
Lo ha hecho con esa escena pintoresca, tan de tasca andaluza que a distancia replicamos los exiliados desde la madrileña taberna de La Caleta. Retomando una tradición con algo de absurdo
—todas las tradiciones tienen un halo de ridículo—, con la seguridad del que juega con ventaja y no le importa caer en lo irrisorio. Con la estabilidad de unos nuevos presupuestos para el 2025, que más quisieran algunos residentes de La Moncloa y otros compañeros de partido, presos de los vaivenes interesados de ámbito nacional impuestos por los Abascal y los Buxadé.
Ha inaugurado así la temporada alta de los villancicos rocieros, del soniquete repetitivo de los que “beben y beben y vuelven a beber”, de los que se juntan por bulerías a la lumbre de una guitarra que se amolda a las fechas señaladas familiares. Del tío que, a falta de instrumento, se arranca con la botella de anís y las preguntas incisivas a los sobrinos, que aguantan como pueden el tipo y evitan responder mientras se reponen de la Tarde Buena. De los que pierden la vergüenza absoluta y se ponen a pedir el aguinaldo en un canto sin sordina.
Algo así les ha tocado a los jienenses, quienes les ha dado por cantar aquello de “dame el aguinaldo carita de rosa, que no tienes cara de ser tan roñosa” a la ministra de Hacienda. Por aprender de los catalanes con aquello de la condonación de la deuda. Por ser municipalistas — como tienen que ser los partidos localistas, porque para eso les votan— importándoles un carajo el resto de las localidades de su comunidad autónoma. Por pedirle a la de los golpes en el pecho una cesta de Navidad en la que el jamón de pata negra es librarles de la deuda municipal causada por la mala gestión y el pago por el mismo es la puesta en bandeja de la alcaldía a los socialistas. “Saca la bota María —Jesús— que me quiero emborrachar”, le podría haber dicho el líder de Jaén Merece Más a la vicepresidenta primera del Gobierno de Sánchez.
A esa dirigente socialista con la que, al parecer, han tenido interlocución directa los jienenses para urdir una moción de censura y amargarle los cantos navideños al hombre de la eterna sonrisa. Pasando por alto al líder de los socialistas andaluces, susurrando por lo bajini a la zona noble de la sede nacional socialista —a esa a la que, también al parecer, iba Aldama—, arrebatándole a Juanma una de sus ocho capitales de provincia. Una negociación que evidencia el espejismo del Congreso de Sevilla, tras el cual Sánchez se ha dedicado a colocar pistas — quién sabe si falsas o reales— sobre futuribles candidatos a desbancar a Juan Espadas. A este le advertiría que “ya vienen los Reyes Magos” tras emprender su viaje desde Ferraz guiados por la estrella Sánchez, aunque en lugar de traer oro, incienso y mirra; lo mismo traen una pizca de Juanfran Serrano, un tanto de Juan Carlos Ruiz y una carreta de María Jesús Montero.
LARGO DE PENSAR
Montilla, Córdoba. Periodista de los de antes, columnista del ahora. Escribo como tomo un buen vino: saboreando los matices.