El valor del compromiso
La realidad es, que el día que ingresamos en esa entidad no pensamos que adquirimos un compromiso con la misma, que nos identificamos con su ideario, con su actividad, con sus actuaciones, para trabajar y defender todo lo que representa, lo que nos guste y lo que no, lo que vaya de acuerdo con nuestra idea y lo que no vaya, siempre que la decisión haya sido discutida, esté tomada por una mayoría y vaya a mejorar la situación de la misma, hasta no hace mucho esto era el valor de la palabra dada, del apretón de manos.
Una vez que tomamos la decisión de formar parte de una entidad, el compromiso adquirido nos debe poner a disposición de la misma, a entregarnos a esa labor para, entre todos, conseguir los objetivos.
La sociedad, es la mayor asociación, club, hermandad, etc. a la que pertenecemos por derecho propio, bien es verdad que no se nos ha preguntado si queremos o no pertenecer a la misma, pero en este caso, somos socios de manera inevitable desde que nacemos.
En la familia , que es la célula más pequeña de la sociedad, adquirimos los primeros compromisos y se nos debe enseñar a cumplirlos, así debemos continuar en nuestra formación en el colegio, en el trabajo, en nuestra relación con amigos, entidades publicas y privadas, al fin, en nuestra posición con la sociedad.
La sociedad que ha sabido valorar, transmitir y cultivar el concepto del compromiso es una sociedad fuerte, disciplinada y con ideas claras a la que es difícil engañar.
Los países y regiones punteros, que van por delante, no deben su posición a la suerte ni a que les ha tocado en una tómbola ni a las ayudas, están ahí porque entre otros, han tenido y tienen en cuenta estos pequeños detalles.
Jose Ant. Barrera