El uso solidario de las RRSS por unos jóvenes sevillanos: “Desde Instagram impulsamos proyectos en Venezuela”

Cada semana, se hacen públicas informaciones que evidencian el uso inadecuado que muchos jóvenes hacen de las RRSS (redes sociales). Trastornos de salud mental, riesgo de aislamiento social, conductas que rozan el ciberacoso o una disminución del rendimiento académico son escenarios cada vez más frecuentes entre quienes hacen un uso excesivo de estas plataformas digitales. Sin embargo, un uso adecuado, transparente y ético de estas herramientas puede convertirse en una vía de comunicación poderosa y efectiva con fines solidarios.
Un ejemplo de ello es la campaña lanzada por un grupo de jóvenes y exalumnos del Colegio Sagrado Corazón (Esclavas) de Sevilla, centro perteneciente a la Fundación Spínola. Cada final de curso, este grupo de fe centra su atención en apoyar la iniciativa impulsada por Spínola Solidaria, una ONGD cristiana cuya misión es anunciar el amor personal de Jesucristo, contribuir a la transformación de la persona y de la sociedad, y facilitar el acceso a una educación de calidad para las personas más vulnerables.
En esta ocasión, el proyecto tiene como objetivo garantizar los desayunos y almuerzos diarios a parte del alumnado y profesorado del Colegio Cardenal Marcelo Spínola, situado en Barquisimeto (Venezuela).
A través del perfil de Instagram del grupo (@jovenesspinolasev), los jóvenes dan a conocer la realidad actual de Venezuela, especialmente en el barrio El Tostao, así como los costes del proyecto y los principales obstáculos que afrontan sus vecinos para acceder a medicamentos o alimentos básicos. Esta información se difunde de la mano de religiosas y otras voces autorizadas, con el propósito de sensibilizar a su entorno.
Durante el mes de junio, el grupo, que se reúne los lunes y jueves, utiliza de forma coordinada esta cuenta de Instagram para compartir contenidos que informen y generen impacto en proyectos sociales que, de otro modo, no tendrían tanta visibilidad. Cada publicación o historia compartida desde el perfil común es luego reposteada por todos los miembros en sus cuentas personales, buscando así que ningún usuario cercano permanezca ajeno a la realidad de Barquisimeto. La estrategia es clara: insistir hasta que la causa no pase desapercibida.
Cada año, el grupo elige una causa concreta en un lugar del mundo. En 2023, la campaña se centró en recaudar fondos para la mejora de las zonas comunes y de juego de la Escuela de Santa Teresa, en Luanda (Angola). En 2024, toda la atención se dirigió a proporcionar materiales y recursos básicos para el refuerzo escolar de niños y niñas del barrio California, en Brasil. En ambos casos, lograron reunir 2.787 euros y 1.980 euros, respectivamente.
Tras agradecer a las decenas de personas que han colaborado en este y otros proyectos anteriores, los jóvenes animan a seguir el perfil @jovenesspinolasev para conocer en profundidad la realidad de Barquisimeto. Además, lanzan una reflexión abierta al conjunto de la sociedad: «¿Se puede estudiar con hambre? ¿Se puede enseñar con hambre? Seguramente sí, pero nadie tendría que hacerlo. Y con este proyecto queremos y vamos a evitarlo».
