El toreo de leyenda de José Antonio Campuzano pone el colofón a las jornadas taurinas de Osuna


El astigitano José Antonio Campuzano ha puesto el colofón a la trigésima novena edición de las jornadas taurinas de Osuna en una tarde para el recuerdo. Bajo el título “La reivindicación de un torero”, se ha hecho un relato exhaustivo de la carrera de un matador que ha hecho gala, durante toda la conferencia, de lo mismo que hacía cuando se ponía delante de la cara del toro: la verdad.
La negativa del que a la postre fue su suegro, Vicente Vega, cuando fue a apuntarse a la escuela taurina de Alcalá del Río con 14 años, saliendo por primera vez de la finca donde vivía con sus padres, hasta lecciones de vida como la sentencia de que “tú solo no puedes hacer nada en la vida, siempre hubo alguien que te dijo una palabra, te dio un ánimo o te empujó a seguir adelante” y un sinfín más de anécdotas, muchas con matadores históricos como Paco Camino, Paquirri o Luis Miguel Dominguín, han copado las más de dos horas de duración de una conferencia de las que marcan al aficionado.
“Tardé nueve años en llegar a la puerta del príncipe que me acabó de catapultar.”
Mantuvo una excelente relación con Antonio Ordóñez, quien incluso llegó a apoderarlo durante algo más de un año. A pesar de los percances con el toro, como el que sufrió en Calahorra, ha admitido que lo que más mella le causó fueron las muertes de Paquirri y El Yiyo, con quienes compartió ternas y amistad.
Con la moderación de Carlos Crivell, ha repasado de forma somera nombres ligados a su carrera, como su hermano Tomás, a quien ha definido como hermano en el callejón y en la calle, pero rival en el ruedo. Pepe Luis Segura, Curro Romero, Ruiz Miguel, Paco Ojeda o Diodoro Canorea han sido otros de los nombres propios y destacados, para bien y para mal, en su trayectoria.
“El toreo se hace cuando te olvidas del cuerpo y toreas con el alma y las muñecas”, y eso fue lo que hizo en un festival cerca de La Coruña en el año 96, empujado por su esposa, lo que propició su reaparición durante tres años tras la primera retirada.
También aportó detalles de su faceta como apoderado y descubridor de Sebastián Castella y Andrés Roca Rey, a quienes supo ver en el momento exacto y cuyas carreras lanzó hasta convertirlos en las figuras que hoy son.
Un digno colofón a unas sobresalientes jornadas que han colgado el “lleno” en todas sus conferencias, demostrando, una vez más, que la tauromaquia interesa y goza de buena salud en los tiempos que corren, muy en contra de lo que pretenden hacernos creer.