El sentido del deber

Hoy don Felipe representa la mejor imagen institucional de España. Desconozco el nivel de popularidad que pueda tener, mejor que el CIS no diga nada al respecto, pero estoy convencido que una mayoría muy importante de españoles ven encarnados en él los principios más esenciales: la unidad de España, la garantía del modelo constitucional, el respeto a la legalidad vigente o la separación de poderes. El Rey legitima la monarquía no sobre la herencia, la tradición o la sangre sino sobre la conciencia, el sentido del deber y el servicio. El Rey Felipe es hoy la clave de bóveda de la nación, razón por la que está en el punto de mira de aquellos que quieren acabar con nuestro modelo de país. Ellos saben que, derrocándolo, el resto caerá sólo.
Hace diez años heredaba una institución cuestionada. Los últimos avatares de Juan Carlos I la dejaron con algunas heridas. Su ejemplaridad, su templanza en momentos de zozobra y la toma de determinadas decisiones ha devuelto a la monarquía el prestigio y la luz de los años posteriores a la transición. Ha sabido darle un nuevo aire. Inició un proceso de regeneración interna en el que otros deberían mirarse, especialmente, aquellos que intentan derribarlo. La coherencia frente al populismo. Hoy la Casa Real transmite modernidad, profesionalidad y confianza. La princesa Leonor permite, además, garantizar la sucesión y proyectar una estabilidad que ya nos gustaría en otros ámbitos. Y todo ello, sin perderle el pulso a la calle, cerca del pueblo al que reina. Hoy vuelve a ser punto de referencia para la mayoría de los españoles.
No han sido años fáciles. A la necesaria transformación aludida, se han unido las piedras puestas en el camino. El desafío independentista y la deslatad del presidente Sánchez en una constante provocación, han sido y son los principales retos a los que se enfrenta el monarca. La ley de amnistía podría ser, por reciente, el último caso. Los que pedían, con un absoluto desconocimiento de la ley y de nuestra estructura constitucional, que Felipe VI no sancionara la norma, entran al trapo de los que quieren derribar la institución. Con inteligencia y astucia, no ha caído en ninguna de esas trampas.
Hoy no existe un debate real entre monarquía o república. El republicanismo de los partidos políticos actuales sólo representa el desprecio a la democracia, no una alternativa real al modelo de Estado. Los partidos se sustentan en ideas sobre las que, como ya hemos visto, se puede cambiar de opinión y con la única intención de ostentar el poder; la monarquía sobre el deber y el servicio a la nación. Viendo cómo están las cosas, hoy no hay debate. La figura del Rey constituye ese referente al que como ciudadanos debemos aspirar.
