
El Benito Villamarín vivió el pasado viernes su última noche mágica antes de apagarse temporalmente. El templo del Real Betis Balompié cierra sus puertas por dos años para dar paso a unas ambiciosas obras de remodelación, y el equipo verdiblanco jugará sus partidos en el estadio de La Cartuja. Pero entre los miles de aficionados que llenaron las gradas, hubo una historia que emocionó a toda la afición verdiblanca. Esta es la de una madre y el “Asiento de Jaime”.
“Último partido que puedo ver desde el asiento de mi niño. Uffff, qué trabajo me costó, nos tuvieron que ‘echar’ los de seguridad, porque no me quería ir de allí”, escribe emocionada esta seguidora bética.
Ese asiento no es uno más. Es el símbolo del recuerdo de un hijo que ya no está, y que disfrutó “tanto desde ese asiento” los partidos de su Betis. “Cuando la vida te arrebata lo más grande que tienes, tu hijo, tu tesoro más valioso, tienes que aprender a vivir de nuevo”, comparte ella en redes, acompañando su mensaje con un ruego directo al club de sus amores: “Desde aquí también le pido al Real Betis que por favor me dejen tener para siempre ese asiento”.
La afición bética siempre se ha caracterizado por su pasión desbordada y su fuerte sentido de comunidad. Esta madre confía plenamente en que su petición será escuchada: “Sé que mi Betis no me va a fallar, que me van a escuchar y que me van a dejar traerme a casa ese cachito de corazón que ayer se me quedó en el campo”.
“Besos al cielo mi niño. Cada día te echo más y más de menos. TE QUIERO CON LOCURA JAIME”, finaliza el emotivo mensaje.
El Villamarín cerrará sus puertas, sí, pero los recuerdos, las lágrimas y las risas que han llenado sus asientos seguirán vivos en cada bético y bética que lo ha hecho su casa. Y el próximo miércoles, cuando el Betis dispute la final en Breslavia, habrá una estrella muy especial en el cielo verdiblanco, Jaime, que desde arriba no se perderá ni un minuto de la fiesta.

Redactor Jefe de El Pespunte