El Pespunte Cofrade habla con el imaginero Jesús Rodríguez
Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, nuestros sentimientos se reflejarán en los ojos, un nudo se hará en la garganta o el pálpito del corazón se acelerará cuando contemplemos el dolor de las imágenes de Jesucristo y la Virgen María. Y es que el arte de convertir la madera en un reclamo de devoción y exaltación de la fe es un don que sólo Dios otorga a unos pocos.
Para que podamos conocer un poco mejor éste arte y don, sólo tenemos que pasarnos por la calle San Agustín para conocer al imaginero Jesús Rodríguez Merinero. Este joven estepeño, con hospitalidad y deseoso de compartir una agradable conversación, lleva varios años realizando su trabajo (que no lo es para él) en nuestro pueblo de Osuna.
Tímido y sincero, hablando desde su corazón, nos cuenta cómo desde muy pequeño dibujaba y dibujaba a todas horas pasos de Semana Santa: de Estepa, de los que veía en televisión o inventados. Su imaginación y sus deseos se mezclaban constantemente para desembocar en la realización, por él mismo, de pequeños pasos y de misterios completos en barro. A sus inquietudes encontró la respuesta, casualmente por un programa de televisión, lo que le llevó a conocer a Antonio Moreno Machuca, imaginero (aunque no profesional) de Pedrera. Con él entabló una relación personal y profesional, pues fueron varios los años en los que, cada fin de semana, aprendía con él el noble oficio de la imaginería en su taller. Llegó así el ansiado momento en que Jesús Rodríguez se enfrentaría a la madera bruta gubia en mano.
Durante sus estudios de bachillerato de arte en Sevilla pudo visitar los talleres de imagineros tan importantes como Ramos Corona o Dubé de Luque. Pero estos momentos, bellos por un lado, se volvieron tristes para él por no sentirse aceptado como aprendiz en ningún taller. Sí mantiene hoy día una relación más estrecha con el imaginero cordobés Romero Zafra. Por ello completa su formación de manera autodidacta, leyendo y estudiando anatomía y las obras de los grandes imagineros de la Historia del Arte, analizando cada una hasta desmenuzarlas para comprender cómo han sido realizadas. Las personas de a pie son una inspiración permanente para Jesús: el movimiento de una mano, la expresión de la cara, una postura… De este modo, cuando se le pregunta quién ha sido su maestro, responde seguro y sin vacilar: “mi maestro ha sido Dios”.
De Él brota su trabajo y al encararse a un gran trozo de madera, sobre ella directamente proyecta la idea que le ronda su cabeza. No se explica ni él mismo porqué da un golpe de gubia en un punto concreto de la madera y no en otro. Sólo tiene la seguridad que es Dios el que lo guía y así llena su trabajo de satisfacción y plenitud.
Entre sus imagineros favoritos están todos los grandes del Siglo de Oro: Montañés, Mesa, Roldán… pero del siglo XX le apasiona Francisco Buiza y Antonio Eslava entre otros. De Buiza es la Virgen de la Paz de Estepa, en cuyo palio ha salido de costalero y de contraguía.
Otra casualidad fue enterase que Juan Manuel Pérez, tallista, tenía su taller en Osuna. Con él estuvo un tiempo trabajando la talla ornamental pero su inclinación por la imaginería y el tener algunos proyectos entre manos le ayudaron a independizarse en su propio taller de imaginería.
Su trayectoria se completa con una cavilación permanente sobre la imaginería: sus ansias de conocer, sentir que cada obra es la definitiva en calidad pero con el objetivo de superar y perfeccionar aún más la siguiente.
Poco a poco su obra se va diseminando por distintos lugares: en Estepa siendo un niño le encargaron una dolorosa para la Cruz de Mayo de la Hermandad del Dulce Nombre; más tarde vendría un Crucificado y la imagen de Santa Ángela de la Cruz para la Iglesia de la Milagrosa. Otras tantas obras las fue regalando entre amigos. Algunos encargos no llegaron a realizarse pero Jesús se encuentra más seguro ahora, capaz de responder a ellos con más calidad y madurez, aunque en su lucha interna siempre está el constante deseo de aprender y perfeccionarse. Actualmente trabaja, desde su taller de Osuna, en la realización de una Virgen Pastora y una dolorosa para unos particulares de Dos Hermanas, un Cristo Cautivo para otro particular en Vélez Málaga y recién terminada está su Virgen dolorosa que él mismo ha llamado “del Refugio”. Un gran orgullo y alegría supone para él poder exponerla durante estos días en el Museo de Osuna.
El próximo sábado Santo la Hermandad del Santo Entierro estrenará unos hachones para su paso realizados por Jesús. Saldrán sólo torneados pero se la añadirán unas figuras de ángeles en el año próximo.
Las manos demuestran para el imaginero Jesús Rodríguez la calidad en la obra de un artista, mientras con sus propias manos modela bocetos y maquetas de proyectos que se reparten entre las estanterías de su taller, quizás incluso para nuestro propio pueblo.
Lo que no es proyecto sino realidad es que en la Osuna del siglo XXI tenemos la suerte de contar con éste joven estepeño, Jesús, que mantiene viva una de las artes mayores, la imaginería, convencido de que es Dios el que lo guía y para quien ofrece el don que ha recibido.
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