El milagro


Un Premio Nobel de Física declaró no hace mucho que fuimos creados del vacío, por tanto, venimos del vacío y la vida procede del vacío -la de los plutócratas también-. La palabra vacío retumbando en nuestras entendederas da miedo, y reiterada, más. Por eso existe el invento de la palabra felicidad, para compensar.
A lo largo de una vida, una vida solo, cualquiera es importante, mueren treinta millones de células del cuerpo cada minuto, que son reemplazadas en su totalidad a diario. Hasta tal punto que una persona consigue un cuerpo prácticamente nuevo cada dos años sin darse cuenta ni sentirlo. Un milagro, que tiene muy poca propaganda y escasa presencia en política. Ni nos enteramos de las muertes y resurrecciones celulares. Por eso existe la muerte de verdad, para apreciar el milagro de la vida.
Salvo disfunción, todos los cuerpos funcionan de la misma manera en el plano bioquímico y fisiológico. Pero todos somos diferentes en carencias y necesidades, de la percepción y cuidado de eso debería encargarse la conciencia democrática, si no fuera una convidada de piedra y el mayor bulo que circula por muchos países poseedores de sistemas parlamentarios.
Un delincuente convicto gobierna la nación más poderosa y rige los destinos del planeta. No es un titular sensacionalista. Es la Tierra. Supongo que esto es justamente lo contrario al aristocratismo político al que se referían Platón y Nietzsche. También se me escapa la vigencia y la influencia que puedan tener los pesos pesados de la cultura en Occidente frente a personajes como Elon Musk, por ejemplo. Se escapan muchos argumentos por el sumidero de la ignorancia a fuerza de tergiversarlos, excepto el milagro de la vida, que no debiera escaparse si no lo descuidamos.
Está apoyado con mucho dinero por las grandes empresas tecnológicas, a las que devolverá favores a la causa de su feroz antihumanismo, nos tienen sorbido el seso como robots teledirigidos. El cuadragésimo séptimo Presidente de Estados Unidos de América padece hipertrofia del órgano del egoísmo, diagnosticado. Y viene de nuevo a plasmar el afeamiento del milagro -no puede revocarlo- y cuenta con jaleadores y aduladores en aumento. Donald Trump, con su rotulador gordo y prepotente, ridículo pero dañino, el propio de las satrapías, no se cansará de firmar decretos contra el milagro. Desconocedor por analfabetismo democrático de que los inmigrantes y los expulsados del sistema también tiene derecho al milagro de la vida, derecho a la felicidad para compensar el vacío que reina en el universo desde hace catorce mil millones de años, según la ciencia y los últimos sucesos periodísticos.