El Mene, pureza sin tapujos: «Me preocupa mucho torear para el aficionado bueno, para el que sabe ver el toreo»
- Catapultado por un concepto que posee exquisitas formas, el novillero de Zaragoza es del gusto de gran parte de los aficionados. Este jueves comparecerá en Sevilla.

Voz firme. Sin el temblor de su propia edad. Ataca con su verdad a preguntas con las que otros se van por las ramas. Iker Fernández «El Mene» lleva dentro el desparpajo que después muestra cuando hay que ofrecerle la femoral a los novillos. Tiene, intrínsecamente, en su forma de ser, el marcado fuego de la franqueza, de lo directo, de lo cristalino. Impresiona escucharle hablar. El salmantino está a escasas horas de torear en el edén taurino por excelencia. Sevilla es la plaza de toros que alimenta y quita los sueños de tantos toreros y él va a poder verse dentro de ella el día de mañana. Había que conocerlo por dentro, ver de qué se alimenta para saber cómo se desnuda por fuera con la muleta por delante.
¿Eres feliz ahora mismo?
Yo creo que sí. La verdad que sí. Soy muy feliz con lo que hago, con mi vida. Y ahora vivo en plenitud aquí en Salamanca. La verdad que con mi familia y mis amigos estoy muy feliz.
¿Te has preguntado si serías feliz sin el toreo?
Muchas veces, muchas. Yo de pequeño quería ser futbolista hasta que aparecieron los toros. Y ahora mismo sin ellos no podría vivir.
¿Eres amigo de la dificultad? ¿La necesitas?
La verdad que soy un poco masoquista. Sí que me gusta superarme a mí mismo y superar obstáculos. Ya de por sí la vida te pone obstáculos, creo yo. Sí me gusta tener esa parte de dificultad, de sufrimiento, porque la satisfacción es más grande.
¿A quién le debes más?
¿A quién le debo más? Pues yo creo que, al toro, ¿no?
¿Y por qué? Esto se recoge de alguien que es muy grande periodísticamente. Esa pregunta se la hace a quienes pasan por su micro. ¿Por qué todos los toreros le dais las gracias al toro?
Porque yo creo que los toreros si el toro no somos nadie. Al final es un animal que nos puede quitar la vida, pero también nos la puede dar. Entonces es un arma de doble filo que nos gusta a los toreros y que no seríamos nadie sin él.
Ese mismo sabio me dijo un día que se debía leer de toros, escuchar mucho de toros y ver muchos toros. ¿Tú eres de los que lees, de los que escuchas y de los que ves?
Me gusta escuchar mucho, leer, bueno, de vez en cuando, no tanto. Pero escuchar me gusta. Aquí, sobre todo en Salamanca, en las fincas, cuando hay un tentadero o así. Hay charlas muy bonitas y largas que aprendes muchísimo. La verdad es que eso me parece una fuente de sabiduría para nosotros, que estamos empezando.
Por tu forma de torear, Iker, ¿te sientes dentro de esa competencia que hay entre los novilleros de hoy en día o te aferras a ese tópico de competir contra uno mismo?
Yo creo que las dos cosas son factibles. Superarse y rivalizar con uno mismo es muy importante para crecer el día a día, pero sin mis compañeros no habría motivo de superarse, por así decirlo.
El otro día en Madrid, cuando hiciste las declaraciones al micrófono Telemadrid, dijiste que no había habido acople, o más bien no te habías acoplado al novillo. ¿Le das importancia a la sinceridad? ¿Le das importancia a que te digan la verdad?
Yo creo que el que me quiera me va a decir las cosas como son. El que me da siempre la buena cara… Yo sé al fin y al cabo cuándo he estado bien y cuándo he estado mal. Mejor que nadie. Entonces eso es una muestra de amor de las personas que te quieren. Y los que te quieren no te dicen lo que quieres escuchar, obviamente. Entonces me gusta que me digan las cosas como son. Aparte de que yo se las digo a ellos ya por adelantado, ¿sabes?
¿Te preocupa el entorno y rodearte de lo mejor que puedas?
La verdad es que no me preocupa mucho. Yo sigo mi camino poco a poco y llegaré donde mi alma llegue y donde mi corazón llegue. Es así. No se puede ahora mismo prever nada. Yo vivo el día a día y sí, la verdad es que también tengo un entorno que ayuda.
Habla de tus referencias.
Mi referente es Manolete. Manolete marca una época. Un tío con tanta… No sé, con esa forma de ser tan seria, tan seca. A mí me impacta mucho. Yo veo vídeos suyos sólo por verlo andar. Porque luego el toreo… el toreo antes era otra cosa. Pero solo verlo andar y verle la cara… Eso es ya para… De genio, vamos. De genio. Y Morante. Yo creo que son los dos toreros que más me han marcado.
¿Y sientes que llevas dentro de ti el toreo?
Cuando a uno le salen las cosas toreando es porque un porcentaje lo lleva dentro. Luego ese porcentaje se va aumentando conforme vas evolucionando. Hay niños prodigio como Marco o como El Juli que es que los ves y sabes que lo llevan dentro desde que nacen. Hay otros toreros que a lo mejor de novilleros no dicen nada y luego se convierten en figurones. Lo que te quiero decir es que algunos lo llevan dentro y otros llevan sólo un porcentaje que con la evolución se pueden hacer grandes figuras.
Sin querer creo que has hablado del tiempo estando en la sociedad de las prisas.
Me preocupa mucho. Me duele decirlo, pero me cuesta administrar esas prisas porque el toreo es al revés. Es despacio, lo más despacio posible. Entonces yo creo que es preocupante. Es preocupante que no tengan esa capacidad de esperar.
¿Se descuida un poco la cabeza cuando te sumerges en ti mismo?
A veces uno ahonda tanto en sí mismo que se olvida de todo. Torea con el corazón, con su sentimiento, con lo que lleve dentro. Y muchas veces nos olvidamos de que la cabeza está para algo. El toreo es sentimiento, pero la cabeza es el motor, ¿no? Yo creo que es fundamental.
Es muy difícil y es preocupante que vayan pasando las figuras y el tiempo y no te dejen entrar ahí. Luego, cuando haya que renovar, ¿quién va a ver? Es que es imposible. Hay que ser un poco más de justos con los toreros.
Viendo lo que ocurre en las trastiendas del toreo con toreros importantes sufriendo, ¿te pone mal cuerpo? ¿Te hace pensar si merece esto la pena?
Pues sí, la verdad. Porque al fin y al cabo el tiempo va pasando, las figuras se van yendo y si no ponemos a esa gente en figura, que motivos hay, ¿qué figuras va a haber? Es que es muy difícil triunfar todos los días en esas plazas tan exigentes con el toro tan exigente que hay ahora en la actualidad. Es muy difícil y es preocupante que vayan pasando las figuras y el tiempo y no te dejen entrar ahí. Luego, cuando haya que renovar, ¿quién va a ver? Es que es imposible. Hay que ser un poco más de justos con los toreros. No le puedes cortar la cabeza a un torero que ha triunfado en Madrid, en Bilbao, en todas las plazas.
Yo entiendo que uno no se prepara para el banquillo, pero ¿se ponen sobre aviso, Iker, cuando está en esta etapa?
Sí, la verdad es que da miedo. Tú lo que quieres es torear y a nada que no te salen las cosas no hay oportunidad y te castigan mucho.
Volvemos al tema de las prisas.
Claro. No tienen capacidad de esperar. No tienen paciencia. Los toreros tenemos muchos altibajos, tenemos muchos dolores de cabeza, hay muchas vueltas. El toro da miedo y en el toro se pasa mal. Hay que tener un poquito más de consideración, de paciencia para decir, oye, a este hombre hay que esperarlo que ha hecho cosas muy grandes. Se puede exigir, pero dándole la oportunidad. En fin, hay que aceptarlo. El toreo está así y si no triunfas, te dejan sentado.
¿Cuánto te preocupa torear bien?
Todo. Yo creo que mi concepto va con eso, ¿no? Yo, vaya donde vaya, prefiero fracasar a salirme de mi concepto para triunfar. Me preocupa mucho torear para el aficionado bueno, para el que sabe ver el toreo. Repito, el aficionado bueno. No para aquellos que se creen que saben de toros y no tienen ni puñetera idea.
Me gusta la imperfección del toreo. Morante no es perfecto, pero esa imperfección se ve como perfección. Eso es lo que a mí me gusta, la imperfección del toreo. La improvisación. Lo que sale de adentro. No llevar nada mecanizado.
¿En qué crees que tienes que mejorar?
Siempre hay que para intentar llegar a esa perfección que no existe. A mí no me gusta la perfección, al revés. Me gusta la imperfección del toreo. Morante no es perfecto, pero esa imperfección se ve como perfección. Eso es lo que a mí me gusta, la imperfección del toreo. La improvisación. Lo que sale de adentro. No llevar nada mecanizado. Yo veo a otros compañeros entrenar y parecen robots. Yo no. Yo toreo de salón como me salga ese día. Y si ese día no estoy para torear dejo los chismes y vámonos.
¿Dónde está el toreo?
Yo creo que lo que empieza bien acaba bien. La mayoría de las veces. Pero es muy importante todo. Es muy importante el enganchar bien, dejársela al toro para que el embroque sea bueno y pase cerca y redondearlo para atrás. Y luego ya rematar con el final que es una cosa difícil porque los toros derrotan mucho y es difícil librarlo.
Dicen que Romero le gritaban antes de acabar el muletazo.
Sí, es verdad. El enganche es muy importante y según enganches la gente ya prevé el muletazo, ¿me entiendes? A Morante le pasa lo mismo. Se encaja mucho al principio y ya se lo están cantando y, aunque haya un enganchón, se lo cantan. Porque la gente según lo engancha ya prevé cosas. Creo que el inicio y el embroque son lo importante. Y luego al final que sea limpio, claro.
Háblame de ella, de Sevilla. Mañana es el día.
Es el sueño de mi vida junto con Madrid. Pero sobre todo yo siempre lo he dicho. Madrid es muy importante y te pone a caminar, pero Sevilla tiene esa cosa especial. Es un ambiente especial, ¡y eso que no he estado! Pero se ve que es un ambiente súper especial. El aficionado bueno, digan lo que digan, es el aficionado bueno. A los toros se va a ver torear y no a maltratar. A maltratar si se lo merece uno, ¿no? Pero yo creo que Sevilla es para mí la niña de mis ojos y lo siento así.
¿Qué es lo más bonito que te ha pasado en la vida?
Que mi madre me pariera torero.
Casi nada. Suerte.
¡Muchas gracias!

Crítico taurino de El Pespunte