El maestro de Arahal que sigue dando clases seis años después de jubilarse
- Francisco Muñoz Pérez, dio clases durante 42 años, y después de su jubilación, sigue echando una mano en el Departamento de Ciencias del IES Europa realizando experimentos en el laboratorio y dando clases de temas concretos
Cuando se jubiló Francisco Muñoz Pérez después de 42 años de maestro en distintos colegios de Arahal, se publicó en ABC un reportaje sobre su trayectoria. Más de cuatro décadas marcando a generaciones de jóvenes de la localidad que en las redes sociales dejaron cientos de comentarios. Seis años lleva jubilado, pero ‘Paco’, como es conocido en el mundo educativo, no se ha ido del todo, sigue siendo un miembro importante del Departamento de Ciencias del IES Europa. Es apoyo esencial en determinados temas de su asignatura además de ocuparse de las prácticas y experimentos de un laboratorio que, por cierto, lleva su nombre.
Era difícil pensar que la jubilación fuera impedimento para que Francisco Muñoz Pérez se desligara de su profesión. Tiene 69 años y muchas mañana del curso en estos últimos seis años, se le puede ver cómo llega andando, atravesando la barriada del Polígono Vereda de Osuna, en busca del último centro en el que impartió clases, el IES Europa. El instituto es para él “un chute de energía”, así lo ha definido él en una publicación que ha realizado en su perfil de Facebook.
Maestro de Arahal
Recién pasado el curso, sus compañeros (Blanca, Fran, Inma Frías, Inma González y María José) le tenían preparada una sorpresa. Le ha regalado una cena para dos en la Bodega de La Mazaroca y en una foto se ve como, junto con su mujer (Ana María), brinda por ellos. Francisco Muñoz dice que se siente “afortunado de que sigan creyendo que puedo aportarles algo”. Y tanto que es así, porque no sólo aporta experiencia, sino su peculiar manera de dar clases.
Cualquiera que lo haya conocido como maestro en Ciencias sabe que sus clases eran (son) un ejemplo de su profunda vocación. Para Muñoz, todo el alumnado cuenta. En cualquier entrevista cuenta anécdotas basada en tantos años de profesión. Y la mejor manera de hacerlo, es narrar la historia, incluso si es delicada. Porque este maestro comprometido, que dice ser “optimista”, no hubo nada ni nadie que le impidiera dar clases, ni el alumno con comportamientos disruptivos, ni la falta de interés ni los problemas técnicos.
En un perfil que se publicó en la libro ‘Expresiones’, dedicado a personajes que marcaron de alguna manera la historia reciente de Arahal, con retratos de Claudio Ramírez, lo llamaron ‘Maestro de Maestros’. Y esto se debe a que, su pasión fue más allá siempre de enseñar al alumnado, se convirtió durante años en profesor de sus compañeros. Formó parte durante años de los programas de formación del Centro de Profesores. El reciclaje y las nuevas tecnologías para él fueron una oportunidad de llegar al alumnado, de evolucionar con la sociedad.
El experimento del huevo y la botella
Tanto era así que no era extraño verlo arreglado un ordenador consciente siempre de la escasez de recursos de los centros. Pero su alumnado lo recuerdan especialmente en el laboratorio del instituto donde daba clases magistrales sobre cualquier fórmula química o física aplicándola a objetos.
Uno de los que más recuerda su alumnado es el experimento del huevo en la botella. Algo que resultaba imposible en la mente del alumnado, acababa demostrando que era posible añadiendo una explicación sencilla. “Cuando el aire de la botella se enfría, la presión disminuye. La mayor presión del aire exterior empuja el huevo dentro de la botella…” Todo esto sin dejar de observa los movimientos y expresión de la cara de cada alumno. Con Francisco Muñoz, era difícil distraerse.
También son recordadas sus salidas por el campo o la ciudad. Qué mejor manera de enseñar Ciencias que observándola. Muchos de sus antiguos alumnos recuerda todavía, y así lo comentaron en las redes, la diferencia entre las golondrinas y los aviones. Y para hacerlo se plantaba con la clase en el apeadero de autobuses de Arahal, donde proliferan los nidos, para explicar estas diferencias y otros aspectos de su vida. Algo que también hacía en el laboratorio, a donde acudía incluso durante los veranos para cuidad a los animales que tenía en un terrario.
Cuando se jubiló el alumnado quiso despedirlo con un cartel que permaneció unos días colgado en la entrada del centro. En torno a una foto suya, dejaron algunos de los valores de su profunda humanidad que traspasó a una especial manera de ejercer su profesión. Empatía, humildad, entrega, implicación, dedicación, cariño… Hay muchas palabras para definirlo y todas buenas. Para él es una suerte que sus compañeros sigan considerándolo como uno más de la plantilla. Para Arahal ha sido una suerte que este ciudadano ejemplar forme y eduque a cientos de niños y niñas. En muchos dejó una semilla que hoy en día echa profundas raíces.
Redactora de El Pespunte.
Periodista sevillana con más de 30 años de experiencia. Fundadora y CEO de AionSur durante 10 años. Especializada en reportajes agrícolas y sociales en la provincia de Sevilla.