El duque que dilapidó la fortuna de la Casa de Osuna protagonizó la conferencia del profesor Ramírez Olid


En la noche del pasado viernes los salones altos del Casino de Osuna, registraron un lleno hasta la bandera con unos 200 asistentes. El idóneo lugar acogió una interesante conferencia sobre la vida del duque de Osuna, Mariano Téllez-Girón y que estuvo a cargo del Catedrático de Historia, José Manuel Ramírez Olid en el marco de las reuniones culturales que promueve la Asociación Cultural Usûna.
El acto fue abierto por Manuel García, vocal de cultura del Casino de Osuna, quien señaló el compromiso de esa Sociedad por la cultura, como no podría ser de otra forma, pues así lo demandan sus estatutos. Al mismo tiempo hizo un adelanto de lo que será la segunda edición del Otoño Cultural que estaría repleto de actos abarcando así la mayoría de las artes y que comenzará el próximo 18 de Octubre con un interesante programa de actos culturales del que daremos debida y extensa cuenta en los próximos días en este periódico digital.
A continuación tomó la palabra Miguel Caballo Orozco, presidente de la Asociación Cultural Usûna, quien agradeció en nombre de todos los asociados y en especial en el suyo propio la predisposición del profesor Ramírez Olid a satisfacer siempre las peticiones que su organización le ha formulado. Asimismo, anunció que próximamente tendrá lugar el final de su mandato y será relevado ya que dejará la presidencia.
En lo que propiamente a la conferencia se refiere, el profesor Ramírez Olid pronto captó la atención y admiración del público asistente, fruto de esa larga experiencia docente, que hace que sus palabras fluyan con facilidad y además sean de fácil comprensión. De manera detallada y minuciosa, hizo un recorrido a lo largo de la vida de D. Mariano que va desde 1814 a 1882.
La infancia y primera juventud del duque estuvo marcada por el carácter de segundón que tenía, dado que la primogenitura recaía en su hermano mayor, por lo que su educación no es que estuviera descuidada, pero no tenía la calidad e intensidad de la del primogénito. Con apenas 18 años es cadete, prestando servicio sanitario-militar en Madrid, renunciando a su salario, decisión que siempre tomaría a lo largo de su vida, pues en todas las misiones que desempeñó, los gastos siempre correrían por su cuenta. Su participación en la guerra del Norte en el cuartel general de Espartero, satisfizo su aspiración de luchar al lado de Fernando Fernández de Córdova, militar al que tenía especial aprecio y estima. Por decisión familiar abandona las armas para comenzar una espectacular y brillante carrera política en especial en el campo de la diplomacia, carrera que fue impulsada por la accidentada muerte de su hermano, pues de esta manera se convirtió en Duque de Osuna. A partir de este momento empieza a abrirse una brecha económica como consecuencia de los gastos en los que incurre el duque, marcados por la extravagancia, su carácter caprichoso, su escaso apego al dinero y la escasa habilidad para gestionar su patrimonio. Conocimos su presencia como comisario en la exposición de Viena, por nombramiento del gobierno de la primera República y en época de la restauración, representó al Rey de España en muchos actos de variadas naturalezas.
Aunque soltero empedernido, desposó a una joven princesa rusa, pero la asfixia económica iba palideciendo aquel dicho “ni que fueras un Osuna”, que se decía cuando alguien hacía un gasto provocador y desmedido. La muerte le sorprende en su castillo belga, noticia que es recogida por los grandes periódicos europeos de la época. La llegada del cadáver a Osuna pareció un entierro de caridad, pues nadie acudió a la estación en donde permaneció más de un día, para finalmente con la algarabía y vociferío de la chiquillería fue llevado en carreta de bueyes a la Colegiata, en donde recibió sepultura en la capilla de Santa Ana, dado que las dimensiones del catafalco impedía su enterramiento en el panteón ducal.
Ramírez Olid finalizó su intervención haciendo algunas reflexiones sobre el personaje, destacando que no fue un cortesano al uso, pues sirvió con lealtad a la Monarquía y a la República, sobre todo porque él entendía que a quien verdaderamente estaba sirviendo era a España, independientemente del Régimen que tuviera.
Con una ovación cerrada, el público asistente pasó a felicitar personalmente al conferenciante, con el que se pudo departir en el ágape que se sirvió a continuación.
Con la finalización de esta conferencia, Miguel Caballo Orozco daba por concluido su paso por la presidencia de esta asociación que ha estado dirigiéndola durante más de 12 años y donde se le vio ligeramente emocionado al comienzo del acto. Doce años de lucha y satisfacciones que tuvo su punto y final con una conferencia de una persona que sin ser duque muchos lo consideran un grande de Osuna por su preparación, conocimiento y rigor a la hora de tratar la historia y de exponerla en público. De esta manera, Miguel pasó el relevo con una despedida pública donde se mostró doblemente agradecido, por finalizar su presidencia con esta ponencia.
Fotografías: Curro Pérez
