El complejo de superioridad no te hace superior
Recientemente hemos conocido la sentencia sobre el caso Daniel Sancho, un guapo muchacho, nacido en una familia de conocidos actores españoles, que desafortunadamente la sentencia del tribunal tailandés de Ko Samui, que lo ha juzgado , da por demostrado que el día 2 de agosto de 2023, tras tenerlo preparado mata a su amigo Edwing Arrieta conocido cirujano plástico colombiano, unos años mayor que él de 44 años, y descuartiza su cuerpo para hacerlo desaparecer. Parece que había una relación sentimental entre ellos, ademas de una relación económica de tal forma que Edwing había financiado generosamente a Daniel para distintos asuntos.
El caso ha sido mediático en España durante este año que ha tardado el juicio y la sentencia de 29 de agosto del 2024. La manera de tratarlo por parte de los medios de comunicación ha sido variopinta, desde el rigor, al amarillismo, todo un espectáculo circense. Les digo que me da vergüenza ajena, algunas posturas, que hablan desde el complejo de superioridad con el que los europeos podemos mirar a otros países menos desarrollados o a otras culturas diferentes como puede ser la tailandesa. Si lo centramos en el sistema judicial de ellos y del nuestro, siempre pensamos que el nuestro es mejor, y en eso no estoy de acuerdo, por los resultados que hemos visto. Tendremos que partir que robos, homicidios, asesinatos, haberlos ailos en todas partes y desde todos los tiempos, así que cada país ha tenido que desarrollar su policía y su sistema judicial para poner orden en eso, sino la convivencia pacifica es imposible ¿Porque lo nuestro ha de ser mejor? Quizás solo sean distintas formas para el mismo objetivo.
Sobre el caso, pareciera que Daniel este muchacho de 29 años, podría tener algo de complejo de superioridad respecto a Edwind, se veía mas guapo, mas listo, ya que lo tenia seducido, enamorado, y desde ese complejo de ir de sobrao, podemos elucubrar, que se propuso darle una solución definitiva al lio en que estaba metido. Antecedentes tiene de que para salir de otra situación frustrante, una cola para coger taxi se coló, a uno que se lo recriminó, le pego una paliza y ya esta. Lo que no cuadraba eran las mentiras tan gordas en que sostenía la relación con Edwing, él tenía novia y planes de matrimonio, y se puede deducir de las noticias que el hombre estaba muy ilusionado con la relación sentimental que tenían establecida, al punto de contarles a algunos amigos su proyecto de irse a vivir a España a Barcelona con este amor suyo tan guapo. Daniel había recibido una generosa cantidad de dinero en esa relación.
Se citaron en Tailandia, para Edwing unas veladas románticas, para Daniel llegó compró serruchos etc, todo lo que describe la sentencia, y nada mas verse, muere el cirujano, que no es poco, descuartizó su cuerpo, para hacerlo desaparecer. Pero claro se sobrevaloró, dejó huellas, descubrieron partes del cuerpo, la familia alertó, la policía que no suele ser tonta consiguió pruebas, vaya que lo trincaron de todas todas. El primer abogado de allí le debió de recomendar que colaborase, lo que él hizo, reconstruyó los hechos, de buen rollo con la policía, aunque lo contaría un poco a su favor, diciendo que fue un accidente la muerte. Un abogado de aquí le hubiera dicho que no dijera nada de nada, nula colaboración.
Su sistema judicial ha tardado un año en dar la sentencia, el nuestro no sabemos lo que habría tardado, ha tenido su defensa, el tribunal le ha escuchado, ha habido fiscal, policías, parecido a lo nuestro, pero mas serio y formal me ha parecido. Al final la sentencia da por demostrado que asesinó y descuartizó a su amigo y en vez de pena de muerte que allí la hay, le condena a cadena perpetua por haber colaborado con la justicia, parece justo el atenuante. Aquí el proceso y los abogados defensores, usarían todas las artimañas posibles, cuestionar los procedimientos, aunque se vea claro la verdad, el reo tiene derecho a mentir a engañar. Me llenó de perplejidad una noticia judicial de hace años, cuando un conocido y joven bailaor sin carnet de conducir atropelló y causó la muerte de un ciudadano (2003), era Farruquito. Su abogado defendió que la agravante de omisión de socorro, pues no atendió al atropellado sino que huyó, no debía considerarse pues estaba muerto y el auxilio no hubiera servido para nada, lo que me pareció una perversión total. La sentencia fue a mínimos, dos penas de 8 meses, una por delitos de homicidio por imprudencia grave y otra por omisión del deber de socorro, pero le absuelve de un tercer cargo por simulación de delito, al haber intentado culpar del atropello a un hermano menor de edad. La Señora Campo representante de una asociación de Stop accidente la comento así: con sentencias tan injustas no acabaremos con los accidentes de tráfico.
Respetemos y consideremos que en el caso de Daniel Sancho matar y despedazar el cuerpo de un amigo y ni siquiera pedir perdón, no se merece indulgencia sino justicia, y la de Tailandia es tan buena como la nuestra.
EL CIBERDIVÁN, LA OREJA DE FREUD.
Psiquiatra psicoanalista impulsó la reforma psiquiátrica “salta la tapia” en el hospital de Miraflores. Fue Director de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) y Coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Autor de numerosos artículos científicos. Tiene dos libros publicados: Psicoanálisis medicina y salud mental, y La religión en el diván.