El Cabrero, ¿Llave de Oro?

Que digo yo que, ¿para cuándo la Llave de Oro del Cante Flamenco para El Cabrero?

Hagamos un poco de historia. La Llave de Oro se ha entregado cinco veces. La 1ª a Tomás Vargas, el Nitri, en circunstancias poco claras; una versión dice que fue en Málaga, por un grupo de aficionados y, otra, dice que en Jerez de la Frontera, en una reunión de cabales. La 2ª a Manuel Vallejo, en Madrid en 1926. La 3ª a Antonio Mairena, en 1962, en la tercera edición del Concurso Nacional de Cante Jondo de Córdoba. A estos tres cantaores se les entregó en vida.

En 1984, la Junta de Andalucía registra a su nombre la Llave, con lo cual, lo que hasta entonces había sido un premio subjetivo y hasta anecdótico, se institucionaliza. Así, en el año 2000, la Junta, introduciendo una novedad, la entrega a título póstumo, a Camarón de la Isla. Y en 2005 se la concede a Antonio Fernández Díaz, Fosforito, volviendo a entregársela a un cantaor vivo.

No soy un experto en Flamenco, por eso, si digo alguna bobada o burrada, que me perdonen y corrijan los lectores. Estoy convencido de que José Domínguez, el Cabrero, se merece la Llave de Oro del Cante Flamenco. Es uno de los mejores cantaores de ahora y de siempre. Está en la cumbre y, si no es una leyenda del Flamenco, poco le falta.

Comenzó su andadura en 1972 –lleva, pues, toda una vida dedicada a este arte- y hubo un tiempo en que muchos creían o creíamos que el Cabrero solo sabía cantar fandangos. Luego, fueron llegando las grabaciones y las actuaciones y, bueno, ahí está, dominando además de todos los estilos de fandangos, la seguiriya, la soleá, los tangos, la serrana, el martinete, la malagueña,… todos los palos y, a nivel personal de este que escribe, los mejores cantes de trilla que he escuchado, los he escuchado en su voz.

El Cabrero tiene un estilo personal y un eco inconfundible, original, único, diferente. Y, otra cosa que, siendo más o menos importante o, incluso, careciendo de importancia, es esa estampa suya tan auténtica, tan flamenca, que nos trae aromas de la naturaleza y del pasado.

¿Hay que esperar a que fallezca el actual poseedor de la Llave –ojalá que el maestro Fosforito viva muchos años- para dársela a otro cantaor? Se supone que sí, porque sería otra novedad –y más extraña que la anterior- que hubiese dos cantaores vivos cada uno con una Llave. Pues, si es así, si hay que esperar, que la Junta de Andalucía ponga el primero en la lista de espera a José Domínguez, el Cabrero y, si no llega a tiempo, pues a título póstumo, como se le dio a Camarón de la Isla.

La Llave de Oro del Cante Flamenco no deja de ser un premio, un galardón. Pero –pienso yo- es especial por lo que tiene de simbólico, algo así como el reconocimiento al trabajo de toda una vida por el Flamenco y como el reconocimiento al magisterio de un cantaor.

Otro tema es, ¿se le ha dado la Llave a todos los que se la merecían? Seguro que no. Pero, ¿se merece la Llave El Cabrero? Seguro que sí.

Antonio G. Ojeda

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