El Betis pierde a uno de sus pilares en el momento más crucial


El destino, caprichoso y a veces cruel, ha vuelto a escribir una de sus páginas más amargas en la actualidad del Real Betis Balompié. La noticia, aunque esperada, aparece como un mazado difícil de asimilar: Diego Llorente, uno de los baluartes de esta temporada, estará fuera de los terrenos de juego durante varios meses, tras confirmarse una grave lesión tendinosa en la musculatura isquiotibial izquierda.
El diagnóstico oficial, emitido por el propio club, habla de una lesión tendinosa proximal de grado avanzado, que obligará al central madrileño a pasar por el quirófano en Finlandia, donde será intervenido por el reputado Dr. Lempainen, bajo la supervisión de los servicios médicos verdiblancos. No se han especificado plazos concretos, pero la sensación es clara: Llorente dice adiós a la temporada, y su regreso, incluso para la pretemporada, se antoja lleno de interrogantes.
Una pieza esencial del engranaje
Se va, por tanto, mucho más que un futbolista. Se cae una pieza esencial del puzle de Pellegrini, un jugador que había cuajado una temporada sobresaliente, tan imponente en defensa como elegante con el balón. Su llegada fue un acierto absoluto de la dirección deportiva, y su rendimiento lo había colocado, con todo merecimiento, en la órbita de la Selección Española.
Junto a Isco, ha sido el mejor futbolista del curso en Heliópolis, referencia silenciosa, líder sin aspavientos, faro defensivo en los momentos de más tormenta. Su ausencia, justo cuando el equipo se juega el todo por el todo en LaLiga y en Europa, deja un vacío que no se llena solo con nombres, sino con jerarquía, presencia y experiencia.
Emergencia en la zaga
Con su lesión, el Real Betis se queda únicamente con Marc Bartra y Natan como centrales disponibles. Dos jugadores de perfiles distintos, de capacidades contrastadas, pero que no bastan para cubrir un final de temporada que se presenta como una maratón de exigencia absoluta. Cualquier contratiempo adicional obligaría a Pellegrini a reinventarse: tirar de Ricardo Rodríguez como central improvisado, reconvertir a algún mediocentro defensivo o apostar por la cantera en un momento en el que no hay margen de error.
Y como si la fatalidad no caminara sola, hace apenas unos días también se confirmaba la lesión del Chimy Ávila. El club informó de una lesión de grado 2 en el bíceps femoral de su muslo derecho, también con pronóstico reservado pero pinta complicada. Todo indica que tampoco volverá esta temporada. Otro revés más para un equipo que está teniendo que convivir con el infortunio.
A resistir desde la fe
La situación es compleja. La enfermería vuelve a llenarse en el peor momento posible. Pero si algo ha demostrado este Real Betis, es que sabe resistir. Que cuando se cierran caminos, abre senderos desde la fe, el talento y la comunión con su gente.
Llorente se va momentáneamente, pero deja su huella. Su temporada quedará marcada como una de las más brillantes que se recuerdan de un defensor en la camiseta de las trece barras. Ahora, toca reorganizarse, rehacerse y seguir.
