
El apagón que afectó ayer a gran parte de España tuvo también impacto en los hospitales. Concretamente, en el Hospital Universitario de la Merced de Osuna, numerosos servicios sanitarios se vieron paralizados y se trabajó durante horas en condiciones excepcionales.
Según ha relatado Tania, enfermera de retén en el servicio de Radiología, los primeros indicios de la avería se produjeron en torno a las 12:30 horas. «Íbamos a meter a un paciente a realizarse un TAC y una bomba que usamos para poner el contraste venoso saltó, como si le hubiera dado un chispazo súper grande», ha explicado. El contraste no llegó a administrarse, y el fallo de la bomba fue seguido inmediatamente por un corte de luz en todo el hospital.
Aunque la corriente volvió aproximadamente un minuto después, los equipos esenciales, como las bombas de contraste, no pudieron ser reiniciados. El equipo de Electromedicina y técnicos de mantenimiento fueron alertados de inmediato, pero ante la imposibilidad de garantizar la seguridad de los procedimientos, se ordenó suspender toda la actividad programada.
Servicios parados y solo urgencias operativas
La situación obligó a detener todos los estudios no urgentes, incluidos los TAC y las pruebas convencionales de Radiología.
Durante el resto del día, se informó a los pacientes que acudieron al centro de que sus estudios serían reprogramados. La falta de comunicación agravó la situación: «No podíamos llamar por teléfono para avisarles de que no vinieran, así que muchos tuvieron que desplazarse para recibir allí mismo la información», ha explicado a este medio.
En las plantas de hospitalización, las enfermeras tuvieron que realizar manualmente todos los registros de evolución de los pacientes, así como la administración de tratamientos. «Incluso sacar un tratamiento del ordenador fue una odisea, porque algunos ordenadores funcionaban y otros no», ha contado.
Dificultades en el registro de pacientes
Tania también ha relatado que algunos pacientes operados durante la jornada del apagón no aparecían en el sistema informático como ingresados. «Era como si no se tuviera constancia en el ordenador de que ese paciente estaba en el hospital», ha contado.
La falta de capacidad de los generadores para mantener todos los sistemas activos obligó a priorizar el uso de energía solo en servicios imprescindibles, como respiradores, ascensores o bombas de medicación básicas. «Todo lo que era fundamental siguió funcionando, pero se intentó guardar toda la energía posible para lo imprescindible», ha señalado.
Ahorro energético en toda la red sanitaria
Según ha explicado, en otros hospitales más grandes, como el Virgen del Rocío o el Hospital Macarena, se trasladaron instrucciones similares: ahorrar toda la energía de los generadores para garantizar tratamientos imprescindibles como la diálisis.
La situación generó gran incertidumbre entre el personal. En algunos casos, los problemas de conexión afectaron incluso a las líneas móviles, dificultando la comunicación tanto entre profesionales como con sus familias.

Redactora de El Pespunte