El anhelo de las ancianas de Sor Ángela de la Cruz en la Semana Santa de Osuna
En el corazón de Osuna se encuentra el convento de las Hermanas de la Cruz. Allí, las Hermanas dedican su vida al servicio de los más necesitados, incluyendo a las ancianas que residen en su hogar. Sin embargo, a pesar de la proximidad física con la Semana Santa, estas mujeres, que han sido durante años devotas de las imágenes que recorren las calles del pueblo, se sienten cada vez más solas y desconectadas de aquello que tanto aman: su Semana Santa.
El convento, situado en la calle Sor Ángela de la Cruz, apenas ve pasar alguna hermandad. El Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia el Lunes Santo es, tan solo, el único que discurre por la calle del convento. Para las ancianas, muchas de las cuales sufren de problemas de movilidad, esta visita es un bálsamo, una conexión vital con el Señor. Pero estas escasas oportunidades no logran llenar el vacío que sienten cuando, año tras año, ven cómo las hermandades pasan por calles paralelas, sin llegar a su puerta.
Fuentes de hermandades de Osuna, tanto de Penitencia como de Gloria, han justificado su ausencia en la calle Sor Ángela de la Cruz debido a “razones logísticas y económicas”. Ampliar los itinerarios, argumentan, representa un esfuerzo que en tiempos de austeridad resulta difícil de sostener. Sin embargo, detrás de estos cálculos hay un llamado silencioso, pero urgente, que viene desde las voces de las ancianas que ven cómo la Semana Santa de Osuna la viven desde la distancia.
No hay nada más bonito que hacer felices a nuestras personas mayores
La Semana Santa, en su esencia, nació para acercar la Iglesia al pueblo, para ser un puente entre la fe y la sociedad. Hoy, ese puente necesita extenderse un poco más, aunque sea por una calle adicional, para no olvidar a quienes desde la tranquilidad de su retiro, siguen anhelando la cercanía de una tradición que ha sido parte de sus vidas.
Osuna, cuna cofrade de nuestra Sierra Sur, enfrenta un reto que va más allá de lo económico. Es una cuestión de corazón, de recordar que la fe no solo se mide en metros recorridos, sino en la capacidad de llevar consuelo a quienes más lo necesitan. Las Hermanas de la Cruz y las ancianas de su residencia esperan con la esperanza que solo la fe puede dar, que más pronto que tarde alguna hermandad desvíe su itinerario para pasar frente a su puerta. Porque en el fondo, la Semana Santa es, y siempre será, para todos.
Redactor de El Pespunte