Dos boticas con historia en Huelva y Osuna

Los sentidos pegan en nuestras mentes sensaciones recogidas en los lugares por donde el destino no va llevando. Rebuscando en el “baúl de los recuerdos” saco los de una farmacia en Huelva y de otra en Osuna.
De la farmacia de Huelva ya me ocupé semanas atrás en Facebook. Así hoy será la de Osuna objeto de exposición.
Los recuerdos se van perdiendo en el tiempo quedando difuminados como en un cuadro impresionista. No obstante uno se agarra a todos los recursos de su memoria para retenerlos lo más claramente posible.
En este intento trato de traer al presente la vieja historia de una botica que, pese a su antigüedad, no ha sucumbido al paso de los años. Se trata de la botica de la familia Calle, todavía existente en Osuna
Con pocos años tuve el privilegio de conocer esta botica que por aquel tiempo estaba situada en el número cuatro de la calle Carrera. Mi padre se surtía en ella de los medicamentos para la familia y a mí me llevaba, en ocasiones, como acompañante.
La botica fue fundada en fecha que no he podido encontrar, pero Información verbal, gráfica y documental facilitada por la familia Calle, la sitúan a finales del siglo XIX.
Me cuenta D. Manuel Valdivia Giménez que “la farmacia fue trasladada a la calle Capitán nº 20 en el año 2000 por D. Manuel Valdivia Calle, nieto de D. Manuel Calle, y desde el año 2011 el titular es D. Manuel Valdivia Giménez tataranieto del fundador de la farmacia Calle, don Manuel Calle López” (Sic).
Para completar esta información me dirigí al Sr. Custodio del Archivo Municipal, quien amablemente me envió la copia de un documento en el que figura un asiento en el registro de actividades industriales que corresponde a D. Manuel Calle Puro, farmacéutico, y está datado en 1894-95. Esta fecha, o alguna anterior, pudo ser la de fundación de la farmacia y su fundador el mencionado D. Manuel Calle Puro.
La saga de los titulares podría quedar seriada por su fundador, seguido de D. Manuel Calle López, D. Manuel Valdivia Calle y D. Manuel Valdivia Giménez.
Libro de Registro de 1894/95
Los motivos que movieron a D. Manuel Valdivia Calle a trasladar la farmacia a la calle Capitán es asunto que sólo compete a él mismo, y seguro que su decisión estuvo suficientemente valorada y justificada, pero para mí, obedeciendo a las vivencias que perduran en mi memoria, la botica Calle está allí, en el número 4 de la Carrera, zona noble de la ciudad, regentada por D. Manuel, que tantas veces estrechó la mano de mi padre y puso en la mía algunas golosinas, sin quebranto del reconocimiento y respeto que tengo para esa familia y su descendencia.
Con respecto al estado del equipamiento original de la época de fundación de la botica, el Sr. Valdivia me confirma que, efectivamente, se conserva mucho de ese material, como muebles, albarelos, instrumentos de laboratorio, balanzas…
Don Manuel poseía un cortijo situado tras la cumbre del paraje de Las Viñas. Mi padre lo había tomado en arrendamiento y, aunque teníamos casa en El Saucejo, de donde éramos oriundos, vivíamos en el cortijo y nuestra relación con Osuna era habitual.
Viene a mi memoria el recuerdo de una visita que la familia Calle realizó al cortijo. Tenía el matrimonio cinco hijas (Carmen, Pilar, Rosario, Juana y Patricia) y, una de ellas, la de menor edad, Patricia, portaba una escopeta de aire comprimido y yo no cesaba de observar aquella joven, que juzgaba guapa, distinguida y elegante. Mi atención hacia la joven era insistente y la mirada se me iba de su cara a la escopeta y viceversa. Ella lo advirtió y, adivinando mi deseo, me sonrió, puso la escopeta en mis manos y me permitió hacer varios disparos, convirtiendo la visita para mí en un trance mágico.
Nuestro medio de transporte era el caballo (para mi madre había un cochecito tirado por una burra) y mi padre me montaba en la parte delantera de la silla cuando nos desplazábamos a Osuna. En la posada de La Gomera soltaba el caballo y a pie recorríamos las calles haciendo los recados y, entre ellos, el paso por la botica de D. Manuel, en cuyo laboratorio preparaba los polvos medicamentosos solicitados, embasándolos en “papelinas”.
Poco después trasladamos nuestra residencia a Osuna. Corrían los años cuarenta y la botica seguía situada en el número cuatro de La Carrera. Mi familia continuó adquiriendo los medicamentes en la misma, aunque ahora en forma de específicos.
En 2017, en compañía de mi sobrina Mercedes, giré una excursión a Las Viñas, subimos por la antigua carreterilla y nos paramos ante la cancela de entrada de una viña situada a la derecha según nuestra dirección. Hice una foto y, emocionado y con la sensación de revivir el escenario de un viejo recuerdo, continuamos subiendo.
Finalizada mi visita a Osuna, subí al tren de vuelta a casa trayéndome en la memoria un fardo de agradables reminiscencias de remotas vivencias.
Antonio Palop Serrano
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