Diez mujeres al día
La mataron en su coche, de seis disparos. Ocurrió en una vía pública del municipio San Pedro Cholula, en el estado mexicano de Puebla, al reducir velocidad para tomar un desvío. Minutos antes, en su apartamento, tomó una taza de café como desayuno, revisó en su agenda la tarea programada para ese día -21 de mayo del 2022, sábado- y contactó por WhatsApp con alguna clienta.
Sacó el auto del garaje y comenzó a circular por una calle y después por otra, sin percatarse de ser seguida por dos tipos en una motocicleta. Dos sicarios contratados para asesinar a Cecilia Monzón, de treinta y ocho años, mamá de un niño de cuatro, abogada de profesión con doble nacionalidad -mexicana y española- y activista por los derechos de las mujeres. Cumplieron lo acordado aprovechando que redujo velocidad, se colocaron a la altura de la rueda delantera, el que iba detrás se giró sin bajar de la moto, pistola en mano, y apretó el gatillo seis veces.
Calcula la ONU que en México diez mujeres son asesinadas al día. Setenta a la semana. Doscientas ochenta cada mes. Multipliquen ustedes esta última cifra por doce. Muchos de estos crímenes no han sido juzgados aún. Las hijas e hijos de las víctimas, por tanto, están bajo custodia del padre, cuando se sabe que, en la mayoría de los casos, es el novio o marido -y papá de la criatura- el autor del crimen. Ante tal situación, los familiares se preguntan qué podemos hacer. Monzón dedicó su esfuerzo a encontrar respuestas, soluciones. Tenía la preparación y el coraje necesario, y supo utilizar todos los medios a su alcance.
Principalmente, las redes sociales. Con su teléfono móvil, mostrando su rostro y con sus propias palabras, realizaba grabaciones de videos en los que denunciaba tanto la situación de maltrato y violencia que sufren actualmente miles de mujeres -incluida ella misma-, como la falta de una ley en el sistema judicial mexicano que permitiera retirar a los feminicidas la custodia de sus hijos/as. Subía cada grabación a sus cuentas de Instagram, Facebook o Twitter, hoy X. Con el paso de los días y las semanas y los meses se hicieron enormemente populares, llegando a tener miles de reproducciones, por lo que Cecilia pasó a ser una persona respetada, admirada y muy conocida en toda la nación y más allá. Y esto, algún que otro macho, no lo pudo soportar.
Mary Beard recoge en su libro titulado Mujeres y poder las siguientes palabras de un gurú del siglo II d.C.: <<Una mujer debería guardarse modestamente de exponer su voz ante extraños del mismo modo que se guardaría de quitarse la ropa. >> Lo dijera el gurú o quien fuese, el silencio, el <<calladita estás más guapa>>, continúa siendo una imposición por parte de individuos que niegan a su cónyuge, amiga, hermana e incluso a su propia madre el derecho a pronunciarse en la esfera política -por más que algunas y algunos lo nieguen, el feminismo es un movimiento político, entre otras cosas-. Varones a los que se les calienta la sangre cuando Macarena, Esmeralda, Antonia o Guadalupe dan un paso al frente para decirles en su cara que no son el centro del mundo -mucho menos el cabeza de familia- y sí totalmente prescindibles. Señores que ven con temor cómo su omnipotencia se pone en duda. Machotes para los que la más mínima muestra de empoderamiento por parte del otro sexo es un ataque y menosprecio a su hombría, por lo que debe ser inmediatamente cortada de raíz. Y la cortan. Unos lo hacen con sus propias manos; otros, como el sujeto que contrató a los asesinos de Cecilia -en junio de 2022, la Fiscalía General del Estado de Puebla detuvo, y aún permanece en prisión a la espera de juicio, a la antigua pareja de Monzón y padre de su hijo como presunto autor intelectual del homicidio-, no están dispuestos a mancharse.
La mataron en su coche, de seis disparos. Ocurrió en una vía pública de San Pedro Cholula. Hablo con una colega de allá mediante llamada de WhatsApp. Le cuento la última noticia que he leído en un periódico digital. A raíz de este suceso, continúo diciéndole, las autoridades competentes del lugar aprobaron una reforma del código penal y civil que suspende la patria potestad a todo hombre acusado de feminicidio -el hijo de Cecilia está bajo custodia provisional de su familia- y la quita si se confirman las sentencias. Lleva por nombre Ley Monzón. Ya ha sido aprobada prácticamente en todos los estados federales de tu país. Mi país, dice ella. Es algo tan frecuente acá. Son tantas las que día tras día mueren o desaparecen para siempre. Y se me vienen a la boca números, diez, setenta, pero no digo nada. Quedo callado. Porque yo leo una noticia publicada en Internet, no lo vivo a cada momento. La semana pasada, sin ir más lejos, me contó de una prima suya. Del año y medio que lleva de un lugar a otro, de una casa a otra, mirando atrás cada tres pasos en los continuos desplazamientos durante el día, sobresaltándose con cada ruido en mitad de la noche, huyendo de su exmarido. También recordó la última vez que platicaron. Me va a matar, me dice que le dijo. No sé cuándo me encontrará, pero sí sé que no parará de buscarme. Y cuando me encuentre, en ese mismo momento, entonces me matará.
CON LA PALABRA EN LA BOCA
Lector fiel de las páginas escritas por Virginia Woolf, Dulce Chacón, Pérez Galdós, Buero Vallejo y Ramón J. Sender. Licenciado en Escenografía y Dramaturgia por las escuelas de Arte Dramático de Sevilla y Madrid respectivamente. Máster en Creación Literaria por la Universidad de Sevilla. Máster en Estudios Feministas y de Género por
la Universidad del País Vasco. Docente en Escola Superior de Arte Dramática de Galicia. Cursando estudios de doctorado en el Instituto de Investigaciones Feministas de Madrid.