Diego Ventura se impone a Leonardo en el mano a mano con los Cebada
La expectación suscitada por el mano a mano de dos de los rejoneadores más en forma del escalafón ante toros de Cebada Gago, se tradujo en otra magnífica entrada en la segunda de abono en Osuna. Rozando el lleno, el coso de San Arcadio mostró por segundo día consecutivo un aspecto excepcional con un ambiente previo que inundaba de color y expectación las calles adyacentes del real. Diego Ventura y Leonardo Hernández apostaron fuerte ante un encaste poco típico para corridas de rejones y el «experimento» no resultó malo del todo.
Ventura salió a demostrar desde el principio por qué muchos lo consideran el número uno del rejoneo actual; en su primero arriesgó con el toreo a dos pistas con recortes ceñidos por los adentros pero el mal uso de los aceros y las malas artes de sus subalternos apuntillando al astado cuando se cayó mientras enredaban, dejaron su actuación en leves palmas. En su segundo, el de la Puebla no se hayó y anduvo errando de principio a fin. Esto pareció espolearlo en el quinto de la tarde en el que firmó lo más destacado de la misma a lomos de «Nazarí». El éxtasis llegó a los tendidos y Ventura desplegó sus mejores artes en una faena de contínua emoción que culminó con un rejonazo fulminante de muy buena ejecución. La fuerte petición del respetable se tradujo en los máximos trofeos para el artífice de esta histórica corrida.
Hernández hizó contener la respiración a los asistentes cuando al comienzo de la lidia a su primero resultó aparatosamente descabalgado y volteado en los terrenos del tendido 8. Pese a una ostensible cojera, Leonardo consiguió reponerse y finalizar la tarde sin problemas añadidos. El segundo de la tarde, un toro reservón, continuó poniéndolo en aprietos y el pacense hubo de provocar las embestidas arriesgando muchísimo. Mató de rejón bajo y obtuvo su primer trofeo de la tarde. El segundo de su lote no tuvo mucha más calidad y Hernández quiso poner toda la transmisión que le faltó al morlaco con piruetas en la cara de un toro tan anclado en la arena que apenas contagiaron a nadie. Tras las banderillas cortas, el animasl incluso hizo ademán de echarse y rehusó a la pelea en todo momento. Ante estas circunstancias y tras otro rejonazo bajo, el público con más ruido que pañuelos pidió un trofeo que no se concedió. Ya en el último, se entregó por completo a la causa y puso todo de su parte para igualar a su adversario en el mano a mano pero el fallo con el rejón de muerte hizo que solo pudiera cortar una oreja.
Una tarde que quizás no haya cumplido con lo que se esperaba de ella pero que en ningún caso ha defraudado al espectador que ha vuelto a responder de forma masiva al buen trabajo de la empresa Tauroemoción, y en particular de nuestro paisano Antonio Osuna, que está cumpliendo con creces el sueño que siempre tuvo de gestionar nuestro coso. Ojalá continuemos en esta línea y el magnífico resultado final se vea reflejado en más festejos durante el resto del año con igual o mejor balance para todas las partes implicadas. La tauromaquia y la afición ursaonense han demostrado merecerlo.
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