Del estoque de Frascuelo al estoque simulado

Salvador Sánchez Povedano conocido como “Frascuelo” (Churriana de la Vega,1842-Madrid, 1898) fue uno de los grandes toreros del siglo XIX.
En la biografía que de él escribe Florentino Hernández Girbal en el siglo XX habla del estoque con el que Frascuelo mataba a los toros y dice:
“Era el estoque número 6. Un arma terrible, de tal peso, que los toreros de hoy, acostumbrados a la ridícula de mentira, necesitarían de las dos manos para manejarla. Solo su puño de acero era capaz de aguantarlo, porque siempre deseo la verdad en todo, sin recurrir a tranquillos y marrullerías. Por este pundonor y esta honradez le cogieron los toros”.
En una corrida en julio de 1885 Frascuelo toreó en Valencia todavía convaleciente de una cogida que había sufrido en Granada de un toro de Adalid.
Por tal gesto fue aclamado al hacer el paseíllo por la afición. Entre el público estaba el famoso médico valenciano D. Vicente Andrés y Tarín, gran seguidor suyo.
Como agradecimiento por la gesta obsequió a Frascuelo con un valioso regalo, un estoque forjado y templado.
Según cuenta Hernández Girbal “fue realizado por un herrero de Alboraya, al que llamaban el tío Toni. La hoja era fuerte y flexible y estaba rematada por un puño damasquinado en Toledo en el mejor taller de la ciudad, el de Mariano Álvarez, gran maestro de damasquinadores toledanos”.
“La empuñadura, el pomo, el arquillo y los gavilanes están damasquinados en oro y plata, al igual que la vaina. En la cruz hay una dedicatoria escrita en hilo de oro. “ A Frascuelo, su amigo, Vicente Andrés.1885”
Fue Frascuelo insuperable con el estoque, hasta el punto que Azorín llegó a escribir que “como se tiraba Frascuelo, no se tira hoy nadie”. Más tarde Corrochano diría que “fue el matador que más emoción dio a la suerte suprema”.
Al morir Frascuelo en 1898 el estoque fue propiedad del crítico taurino Ricardo García López, que firmaba como K-Hito y luego del torero y pintor Miguel de la Torre. Ha pasado por el museo taurino de las Ventas y en la actualidad está en un museo de Toledo.
El 6 de julio de 1944 Manolete había elegido un lujoso Mercedes W 143 para viajar de Madrid a Pamplona, donde estaba anunciado tres tardes. Le dio preferencia a este coche frente al Buick y al Cadillac que también tenía en propiedad.
A la altura de Buitrago el coche sufre un reventón y vuelca. Camará, su apoderado, sufre una luxación de clavícula y Manolete la fractura de un metacarpiano de la mano derecha.
Aun así, se viste para torear una corrida de Atanasio, que finalmente es suspendida por la lluvia. La lesión empeoraba, el dolor aumentaba y al ser imposible torear tiene que ser sustituido en las otras dos tardes por Domingo Ortega.
El 16 de julio de ese mismo año, reaparecía en la Línea de la Concepción y pidió permiso para durante la lidia torear con un estoque simulado. La costumbre se fue extendiendo y durante muchos años, tras el tercio de banderillas, un operario paseaba por el callejón una tablilla en la que se podía leer “Previo reconocimiento facultativo, se autoriza al espada de turno el uso del estoque simulado”.
Cuando la costumbre se fue extendiendo el cartel se exhibía al inicio de la corrida e incluía de una sola tacada a los tres espadas.
Finalmente, la costumbre se hizo norma y dejaron de exhibirse los carteles anunciadores, porque la excepción era que alguien torease desde el inicio de la faena con el estoque de verdad.
Aunque diez años antes de que Manolete utilizase el estoque simulado, Juan Belmonte lo llevó a la plaza de toros de Málaga. Era un estoque simulado muy parecido al bastón que utilizaba Charles Chaplin.
El 27 de agosto de 1934 Belmonte toreaba en Málaga.
El día anterior lo había hecho en El Puerto de Santa María. Sufría hemorroides y la noche previa a la corrida había tenido una fuerte hemorragia.
Como Belmonte insistía en torear y su apoderado lo veía muy falto de fuerzas lo convence para que en lugar del estoque toree con un bastoncillo en sustitución. Piden permiso al delegado gubernativo y le es concedido.
Sin embargo, en el primero de su lote toreando de capa es cogido y llevado a la enfermería con una conmoción cerebral y múltiples golpes que le impiden continuar la lidia, por lo que no tuvo oportunidad de utilizar el estoque simulado.
Como curiosidad hay que resaltar que Manuel Mejías “Bienvenida” o el “Papa Negro”, jamás permitió que ninguno de sus hijos torease con el estoque simulado.
Otra curiosidad es que en la corrida del jueves de Feria de 1967 en Sevilla el diestro José Fuentes, fino y elegante torero de Linares, entró a matar con el estoque simulado.
La causa fue que ese día Antonio Ordoñez había revolucionado la plaza con su toreo, provocando en el público una apoteosis indescriptible que le permitió abrir la Puerta del Príncipe por aclamación.
Mitad por el éxtasis colectivo del que se contagió Fuentes y mitad por efecto paralizante que un éxito de tal calado provoca en otro torero, el diestro entró a matar con el estoque simulado, con nulo éxito como es obvio.
Aún hay en la actualidad diestros que torean siempre con el estoque de verdad, pero son los menos.
Debería recuperarse esa tradición entre otras cosas porque hay toros que piden muerte de manera clara en un determinado momento de la faena y se pierde un tiempo precioso en cambiar los estoques. También se va perdiendo la muerte del toro en el centro del ruedo, que tan mítica y solemne solía ser, ya que el torero tiende a llevarlo a los adentros para realizar más rápido el cambio de trastos.
Origen del estoque simulado y pérdida de tradiciones. Como se perdió la tradición de procesionar por el exterior de la Catedral cada 23 de noviembre, día de San Clemente, para conmemorar la toma de Sevilla por parte del Rey San Fernando.
Era una procesión solemne que recorría las gradas de la Catedral y las calles adyacentes, donde el Cabildo Catedralicio y la Corporación Municipal lucían sus mejores galas y en la que el Alcalde portaba de manera solemne la espada que el Rey Santo había enarbolado para expulsar a los moros de la ciudad en 1248.
En un artículo magistral, Antonio Burgos contaba que cuando la procesión pasó a celebrarse solo por las naves catedralicias y perdió parte de su esplendor un amigo le comentó: “Se está perdiendo todo. Esa no es la espada de verdad de San Fernando. Es el estoque simulado”
Decía Confucio que “nunca des una espada a alguien que no sea capaz de sonreír y bailar”.
A lo que nosotros añadimos que nunca des un estoque, simulado o real, a alguien que no sea capaz de torear.
