De la generación Ni-Ni
– Oye papá, ¿me puedes dar 200 pesetas para echarle gasolina a la moto, que quiero ir a la discoteca con mis amigos?
– Mira niño, ni te doy dinero, ni vas a coger la moto por la noche, que es muy peligroso.
Ese ni-ni de tu padre, había quedado muy claro, y como sabías que no había tutía, salías en el coche de San Fernando (ya se sabe, un ratito a pie y otro andando) y llegabas a la plaza de España para comerte un cartucho de pipas charlando con los amigos. Y tan contentos.
Pero no pretendo entrar en la nostalgia típica de que “eso en mis tiempos no ocurría”, “antes las cosas eran más auténticas”. Me quiero referir a ese ni-ni que he mencionado al principio. Eso si que ha cambiado. Y sobre todo ha cambiado respecto al referente que esa expresión tiene hoy en día.
Una generación ni-ni, que hasta en algún que otro reáliti de televisión han querido ofrecer a los jóvenes como la panacea para vivir lo mejor posible. Quizás durante algunos años, está generación ni-ni ha tenido un gran filón en el sector de la construcción. Pero está claro que, si construimos sin unos cimientos firmes, tarde o temprano nuestra obra se derrumba. Y desafortunadamente, en estos tiempos de crisis, a eso hemos llegado.
Son muchos los padres que ven como sus hijos han tenido que volver a casa porque “la cosa está mu mala”, y en ocasiones no vienen solos, ya que algunos reciben mensualmente la visita de una letra bancaria que pone “A-3 negro”, y como papi es tan hospitalario, pues también la acoge en casa.
Y en referencia a todo esto que he expresado, recibí hace unos días esta interesante reflexión:
Un presumido muchacho que se encontraba en un autobús lleno hasta los topes se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado a su lado, porqué le es imposible a la vieja generación comprender a su generación.
-“Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo”, dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor. -“Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, aviones jet, viajes al espacio, el hombre caminando en la luna. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte… Tenemos naves con energía nuclear y coches eléctricos y de hidrógeno. Ordenadores que procesan datos casi a la velocidad de la luz… y más”.
Después de un breve silencio el señor mayor respondió lo que sigue:
– “Tienes razón, hijo mío. Nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes … ¡así que las inventamos!. Y ahora, joven arrogante, ¿qué estás haciendo TÚ para la próxima generación?”. El aplauso, por cuestión de lógica, fue atronador.
Confiemos en que los aplausos sean para los niños y jóvenes que hoy en día aún siguen formándose, y que ese ni-ni no sea en ningún momento un referente para sus futuros.
Salvador Rodríguez Carmona
(De la sección “Punto y Seguido” del programa “La Olla Express” de “El Pespunte Radio Osuna”).