Daiki Mori, el japonés más sevillano: “No entiendo cómo hay gente de Sevilla que no valora su cultura”

Hay quienes nacen en Sevilla y quienes acaban sintiéndose sevillanos por derecho propio. Este es el caso de Daiki Mori, un japonés que llegó a la ciudad hace cuatro años y que, desde entonces, se ha dejado conquistar por cada rincón de su cultura y tradiciones. Con una pasión arrolladora por el fútbol sevillano y la tauromaquia, Daiki no solo ha adoptado la ciudad como su hogar, sino que también se ha convertido en un personaje entrañable para muchos sevillanos.
Pero su historia no es la típica de un extranjero que se queda prendado de la estampa turística de la ciudad. Daiki ha profundizado en las entrañas de Sevilla, ha aprendido su jerga, ha sentido en su piel el calor de la Maestranza y ha saboreado el compás de una sevillana en la Feria. Su relación con la ciudad es genuina y su forma de contarla, espontánea y cargada de humor.
En esta entrevista con El Pespunte, Daiki Mori (1993) nos habla de cómo fue su primer contacto con la capital andaluza, de los choques culturales que ha experimentado y de cómo ha logrado encontrar su sitio en un lugar tan diferente a su Japón natal. Desde su visión del fútbol hasta su inesperado acercamiento al mundo taurino, pasando por su admiración por las costumbres sevillanas, nos ofrece un testimonio fresco y entusiasta de lo que significa vivir Sevilla con el corazón abierto.
A los británicos y a los japoneses se les conoce por su rigurosa puntualidad. Tú, sin embargo, has llegado una hora más tarde a esta entrevista. ¿Qué opinas?
Eso está bien, pero para la gente de aquí puede resultar un poco pesado, ¿no? En mi caso, cuando vine a España, ya sabía que cuando los españoles decían ’10 minutos’, en realidad podían ser 15 o incluso media hora. Pero como tengo una personalidad relajada, me acostumbré a ello.
Sin embargo, cuando volví a Japón hace dos años, me di cuenta de lo diferente que es la mentalidad. Allí la puntualidad es fundamental, y si llegas tarde, aunque sea solo cinco minutos, te llaman la atención. Como ahora estoy acostumbrado a otro ritmo, esa diferencia me resulta llamativa. Siento que en Japón la gente es quizás demasiado estricta con el tiempo.
Daiki, hace cuatro años aterrizaste en Sevilla y desde entonces no has parado. ¿Cómo fue ese primer contacto con la ciudad y qué es lo que más te sorprendió de la vida aquí?
Al día siguiente de llegar, fui al supermercado pequeño que estaba al lado de mi primer piso. Me llamó la atención cómo la gente hablaba con los trabajadores mientras compraban, como si fueran vecinos. En Japón, en cambio, normalmente solo se compra y se paga sin mucha interacción. Aquí, la gente conversa sobre su vida, pregunta cómo están los demás, y aunque termines esperando 15 minutos en la fila, no parece importar. Es simplemente la forma en que funciona todo.
Otra cosa que me sorprendió fue la cantidad de papeleras en la calle. En Japón no hay casi ninguna, así que allí tengo que guardar la basura hasta llegar a casa. Pero aquí puedo tirarla sin problema, lo cual me resulta muy cómodo.
También recuerdo mi llegada en autobús desde el aeropuerto hasta mi casa. La parada estaba en una rotonda, algo que no existe en Japón. Me sorprendió ver cómo los coches entraban, salían y sonaban las bocinas. No me imaginaba algo así antes de venir. Es un ambiente totalmente distinto.
Por eso, desde el primer día noté muchas diferencias. Ahora ya me he acostumbrado, pero en ese momento sentía que había llegado a otro planeta, ni Japón, ni China, ni Corea del Sur.
¿Cuál es el mejor restaurante japonés de Sevilla? ¿Por qué?
Creo que, aunque no he visitado todos los restaurantes, es el lugar donde trabajaba antes, IKI. Venía mucha gente, incluidos futbolistas del Sevilla y del Betis, así como muchas otras personas.
El precio no es especialmente barato, pero la calidad es superior, y eso te lo puedo asegurar. Seguramente, en algunos restaurantes más económicos utilizan solo productos locales, lo cual no está mal, pero en IKI, por ejemplo, aunque solo sea arroz, se usa arroz de Japón. En la preparación del sushi, el arroz representa la mitad del plato, por lo que su calidad es fundamental.
Para que un plato quede auténtico, los ingredientes deben estar orientados a su preparación. Por ejemplo, si yo cocinara paella o cocido, usaría productos locales porque cambiarían el sabor si los hiciera con ingredientes de otro país. Lo mismo ocurre con la comida japonesa: en IKI se usa salsa de soja de Japón, wasabi de Japón y arroz de Japón. Esos pequeños detalles marcan la diferencia, y gracias a ellos, creo que es uno de los mejores restaurantes japoneses en Sevilla.
Eres analista deportivo y ayudante del entrenador en el Club Atlético Central. ¿Cómo es tu día a día en el club y qué te enamoró del fútbol sevillano?
Actualmente estamos jugando en la quinta división española, en la Federación, pero nuestro proyecto es ascender de categoría y, algún día, llegar a ser un club profesional. Por eso, estoy muy agradecido con toda la gente del club.
Quiero dar las gracias al presidente, Jaime, a Talegón, al entrenador, al segundo entrenador, Álvaro, y al preparador físico, Dani, porque han creado un ambiente profesional que no es fácil de conseguir. Ahora entrenamos todos los días por la mañana, bajo el sol, y eso hace que el ambiente sea aún más especial.
Además, muchos de los jugadores están completamente dedicados al fútbol, y varios vienen de las canteras del Sevilla, del Betis y de otros clubes profesionales. Esto aporta una gran competitividad, un alto nivel de conocimiento y una exigencia de trabajo muy profesional por parte del cuerpo técnico, a pesar de que aún estamos en quinta división.
Con este proyecto tan bonito, en un club nuevo y rodeado de buena gente, me siento muy agradecido cada día.

Seguro que has vivido momentos en los que la cultura japonesa y la española han chocado de alguna manera. ¿Cuál ha sido la situación más curiosa que has vivido aquí?
Para mí, al principio, el humor aquí me parecía demasiado, sobre todo el humor negro. Ahora ya me he acostumbrado, pero al principio me sorprendía mucho. Por ejemplo, hay palabras que la gente dice con normalidad y que yo no podía creerme.
Recuerdo escuchar en partidos de fútbol infantil o en la calle expresiones como hijo de… y otras palabrotas. En Japón, no existen equivalentes tan fuertes en nuestro idioma, así que me impactaba oírlas en situaciones cotidianas. Aquí, expresiones como hijo de puta o me cago en su puta madre pueden decirse incluso en tono de broma, con humor o confianza, y forman parte de la cultura.
En Japón, estas expresiones serían impensables porque se consideran demasiado ofensivas. Aquí también son fuertes, pero muchas veces están acompañadas de humor, lo que cambia su significado. Esta diferencia cultural me sorprendió mucho al principio, hasta que me acostumbré.
Tu humor y tu forma de contar las cosas te han convertido en un personaje muy querido. ¿Siempre has sido así de extrovertido o Sevilla ha sacado esa faceta tuya?
La verdad es que no sé exactamente por qué, pero creo que mi adaptación aquí ha sido mitad gracias a mi personalidad y mitad gracias a Sevilla, esta ciudad. Yo llevo una vida bastante normal y, por mi forma de ser, es imposible que cambie, ya sea en Japón, Tokio, Osaka, Sevilla o Londres.
Por ejemplo, viví un año en Londres mientras estudiaba un máster. Mi idea era quedarme allí para trabajar con la referencia del máster, pero una vez que empecé, el clima me afectó mucho. Todos los días llovía, estaba nublado y la gente me parecía fría. No sentía ninguna motivación para integrarme en su cultura.
Aquí, en cambio, me encanta la forma en que la gente habla, su sentido del humor, su guasa, y el hecho de que a muchos les apasione el fútbol, como a mí. Al final, coincidía mucho con lo que me gusta, y de manera natural me fue interesando todo: cómo habla la gente, qué significan algunas expresiones, qué es el Carnaval de Cádiz, la Semana Santa o la Feria. Todo lo bonito de Sevilla me ha motivado a integrarme aquí.
Por eso, diría que mi experiencia ha sido gracias a mi actitud, pero, sobre todo, gracias a la gente de Sevilla y a esta ciudad maravillosa.
De repente, te has visto en medio del mundo taurino y te has ganado a la afición. ¿Cómo fue ese primer contacto con la tauromaquia y qué ha significado para ti?
Un día, One Toro, que estaba transmitiendo en directo una corrida de toros, me llamó porque Ignacio de la Puerta estaba buscando seis o siete guiris para un vídeo promocional. El presentador iba a mostrar la Maestranza a turistas como si fuera parte de una visita guiada.
Así fue como tuve mi primer contacto con Ignacio. Durante dos o tres semanas no pasó nada, pero un día decidí escribirle: Ignacio, sigo viviendo en Sevilla. Si en algún momento hay otra oportunidad, avísame. Me respondió y me invitó a la Maestranza para probar algo nuevo. Como tenía tiempo, fui sin pensarlo y grabamos un pequeño proyecto.
El objetivo era dar una nueva visión del mundo taurino, encontrar nuevas formas de acercarlo a más gente. Ignacio me propuso la idea de presentarme como un japonés aficionado a la tauromaquia, aprendiendo poco a poco sobre esta cultura.
Después de grabar el primer vídeo, me invitó a ver una corrida un domingo. Me dijo: Míralo, si no te gusta, no pasa nada, pero si te interesa, podemos seguir adelante. Cuando lo vi, me encantó. Era una cultura completamente diferente a todo lo que había conocido, un mundo nuevo para mí.
Además, trabajar con Ignacio, con el fotógrafo y con todo el equipo fue una experiencia increíble. Me transmitieron un ambiente único. Cada corrida tiene un escenario distinto, y eso me fascinó. Sigo aprendiendo, pero a través de estos vídeos he descubierto muchas cosas. Y lo mejor de todo es la gente, porque me encanta aprender con ellos.
Desde fuera, España tiene fama de ser un país de fiesta, flamenco y fútbol. ¿Cómo es realmente la imagen que tienen los japoneses sobre nuestra ciudad, Sevilla? ¿Has cambiado esa visión con tus experiencias?
También siento orgullo por Sevilla. ¿Por qué? Porque cuando vivía en Japón, la imagen que la mayoría de los japoneses tenía de España se centraba en tres cosas: el fútbol, el flamenco y la cultura en general. Si ahora fuéramos a Japón y preguntáramos, estoy seguro de que muchos dirían lo mismo.
Lo interesante es que esas tres cosas están muy presentes en Sevilla. Aquí el fútbol es muy importante, con equipos como el Sevilla y el Betis. El flamenco, que es mundialmente conocido, tiene algunas de sus expresiones más bellas en esta ciudad. Y luego está el ambiente de la Maestranza y las tradiciones, que también forman parte de la identidad española.
Por eso, cuando llegué a Sevilla y conocí su cultura, sentí que estaba viviendo la auténtica esencia de España. Y eso me hace sentir orgullo de esta ciudad.
La hermandad que más te ha impresionado en la calle
Hay muchas cosas que aún tengo que aprender. He leído mucho sobre la historia, pero el mundo de las hermandades todavía me resulta un poco complejo. Este año estoy intentando conocer más y vivirlo de cerca.
No es algo que pueda aprender en una semana, pero cada año quiero ir entendiendo un poco más, porque me interesa mucho. Sevilla tiene una cultura increíblemente rica, así que poco a poco quiero descubrir más y, quién sabe, quizá encontrar mi hermandad favorita.
Atento a la pregunta: ¿Betis, o Sevilla?
¿Betis o Sevilla? Bueno, primero, mira mi fondo de pantalla (una imagen de Navas y Joaquín abrazados). Yo soy entrenador de fútbol y vivo en Sevilla, así que esta es la pregunta más típica… y también la más pesada (risas).
Siempre respondo lo mismo: estoy enamorado de la ciudad de Sevilla y me siento orgulloso de ella. Por eso, si juega el Betis contra el Barcelona, voy con el Betis. Si juega el Sevilla contra el Real Madrid, voy con el Sevilla. Pero cuando es un derbi entre los dos… ahí prefiero sentarme en el sofá, con mi mantita, tranquilo y sin meterme en ese lío.
Y en el derbi del domingo, ¿un empate?
Quizá algún día me incline por uno de los dos, puede que termine siendo bético, quién sabe. Pero de momento, soy sevillano, medio japonés, medio sevillano… y por ahora, me quedo con el empate. El empate me da más paz. Así que venga, ¡empate también!
¿Qué pueblos de nuestra provincia has visitado?
Tranquilo, no tengo piso en Sevilla. He visitado muchos pueblos de la provincia gracias a mi experiencia en la competición. Hasta el año pasado, jugábamos en una liga a nivel andaluz, y en mi primer año estuve en un equipo de San Pablo, compitiendo en la Liga de Andalucía antes de pasar a la Liga de Sevilla.
Por eso, he recorrido bastante la provincia. Por ejemplo, he estado en Castilleja, Los Palacios y también en Tomares. Aunque la afición me decía que vivía en Sevilla capital, yo me movía mucho por la provincia. Ahora mismo, estamos jugando en Alcalá de Guadaíra.
¿Cuál es tu tapa preferida?
Elegir una tapa favorita es complicado.
Me ha chocado mucho la diferencia cultural entre España y Japón. En Japón no se comen caracoles, pero aquí sí, y me encantan. Recuerdo que hace casi tres años estaba con el presidente del club, Jaime, y su colega de siempre. Me preguntaron si me gustaban los caracoles, y yo no sabía bien qué responder. En Japón, la gente tiene ciertas ideas sobre lo que comemos los asiáticos, como insectos y cosas así, pero aquí la percepción era diferente.
Un día, estábamos en un bar y decidí probarlos. Me costó unos diez minutos atreverme a meterme el primero en la boca porque me daba un poco de reparo. Nunca había pensado en esa sensación tan extraña, pero al final no estaba tan mal.
Sin darme cuenta, estuve comiéndolos durante diez minutos sin parar. Con una cerveza bien fría, en un ambiente primaveral o veraniego, los caracoles estaban buenísimos. Me encantaron. Y después de comerlos, acabé tomando el caldo. Desde entonces, se ha convertido en una de mis comidas favoritas.
No sé si se puede considerar una tapa, depende de cómo se sirvan, pero esa experiencia me marcó y todavía la recuerdo con mucho cariño.
¿A quién le harías un pespunte?
Me gustaría hacer un pespunte, sobre todo, a las personas que no prestan mucha atención a las culturas tradicionales sevillanas.
Hoy en día, en Semana Santa, mucha gente de Sevilla se va de vacaciones, y lo entiendo. Entre el trabajo y el estrés diario, es normal que algunos quieran desconectar. Pero yo, que soy japonés y no conocía nada de la cultura sevillana antes de llegar aquí, me enamoré de lo bonita que es. Todo lo que ocurre en Sevilla, desde la Semana Santa con su música de bandas hasta la Feria con sus casetas, su ambiente, la gente bailando… Incluso en el día a día, ver a la gente reunida con una guitarra y una cerveza me parece algo único. Eso no existe en Japón.
Por eso, creo que no se debería normalizar tanto esta cultura hasta el punto de no valorarla. Para alguien que lleva 20 años aquí, todo esto puede parecer lo más común del mundo, pero para mí, que vengo de fuera, es la cultura más bonita que existe.
Entiendo que algunas personas puedan sentirse agobiadas o recibir críticas por ciertos aspectos de la tradición, pero a mí me gustaría que todos los sevillanos se reencontraran con su propia cultura, con las tradiciones que han perdurado hasta ahora. Yo no soy sevillano, pero siento esta tierra y su gente como algo especial. Por eso, me gustaría que los sevillanos vivieran su cultura con orgullo, valorando su historia, su gastronomía y su gente.
No sé si me explico bien, pero lo que quiero decir es que esta cultura es una de las más bonitas del mundo y merece ser vivida y apreciada.
