
CUADERNO DEL SUR
(Madrid, 1961). Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.
El miedo es una forma muy efectiva de dominación. Los humanos, que vivimos expuestos a la autoridad de un Estado o, simplemente, de una persona más fuerte que nosotros, hemos estado desde siempre sometidos a él. Da igual la época que elijamos, siempre ha estado ahí. Los medios de difusión de los mensajes atemorizadores han ido cambiando con los siglos y hoy son de lo más potente. Sin ánimo de ser exhaustivos, en los últimos veinte años hemos recibido mensajes atemorizadores y paralizantes con motivo del ataque a las Torres Gemelas, la crisis de las hipotecas subprime, la pandemia del coronavirus, la extensión de los robots, la invasión de Ucrania por parte de tropas rusas, la imposición de los aranceles de Trump y sus asesores y, anteayer, el gran apagón. Este último está teniendo consecuencias llamativas, como la escasez de velas, transistores, pilas y unidades de camping gas en los comercios. Ayer mismo comprobé en la cola de un supermercado que varios clientes compraban pilas y velas como para estar sin luz durante años. Está bien ser previsor, desde luego, pero cuando la previsión llega a un punto irracional, desproporcionado, puede llamar la atención, ser índice de que algo no anda bien. En este artículo, pues, hablamos del miedo.
Se da el caso de que la lengua castellana posee una cantidad admirable de sinónimos para casi cada palabra. Vamos a partir del verbo acobardar. Este parece derivado del sustantivo francés couard, que dio en castellano el sustantivo cobarde. Couard, a su vez, parece derivado del sustantivo coue, antepasado léxico de queue, ‘cola’, en alusión al hecho de que los animales acobardados bajan la cola en señal de sumisión o dan la espalda para huir. Existen también sinónimos de acobardar, o de su forma pronominal —acobardarse—, que resultan vulgares, malsonantes, poco apropiados según qué contextos, pero muy expresivos. Dado que el miedo puede desencadenar procesos fisiológicos involuntarios y poco deseables, acobardarse ha dado también en España los sinónimos cagarse, jiñarse y acojonarse —que creo poco necesitados de explicación—, así como en Venezuela chorrearse y en Cuba, República Dominicana, México y los países del arco suroeste del mar Caribe apendejarse, derivado de pendejo (‘tonto, bobo, pusilánime’). Luego podemos citar todos los sinónimos usuales en España, como atemorizar, asustar, acoquinar, amedrentar, intimidar, arredrar, amilanar, achicar, apocar, acogotar, apabullar y aterrorizar. Dada la tendencia al sensacionalismo de la mayoría de los periodistas, y dado el acaparamiento que nuestros sentidos sufren por los medios de comunicación, todos tendemos a encontrarnos atemorizados. Desde la llegada de la radio y los noticieros, hace ahora un siglo, la actualidad vino a determinar la vida de una forma antes impensable. Hasta la creación de unos programas emitidos a horas fijas en los que se detallaban las últimas noticias, la vida de las personas en general era mucho más libre. Hoy día nos convencen por todos los medios de que es benéfico y necesario estar informados, y esa información nos lleva a la uniformidad, a la sumisión por el temor a que nos ocurra una desgracia y a estar a unas horas fijas pendientes de la radio o la televisión porque va transmitirse por ellas algo muy importante, como el mensaje del presidente de turno. La libertad está en crisis, precisamente por el miedo del que hablábamos al principio, de efectos paralizantes en muchas personas mayores. Los jóvenes son más libres: no se sienten necesitados de conservar nada porque nada tienen. Pero sigamos con nuestros sinónimos y volvamos a cruzar el Atlántico.
En Honduras y Nicaragua acobardarse posee el sinónimo achumicarse. Este verbo parece haberse formado a partir de chumico, palabra usada en Costa Rica para denominar al bejuco, planta trepadora y, por tanto, paralizante. Pero hay muchos sinónimos más de acobardarse, algunos llamativos para el hablante europeo. Tenemos, por ejemplo, apulismarse, usado en Honduras, o apajuilarse, empleado en Honduras como sinónimo de acobardarse y en Honduras y El Salvador para aplicarse a las personas que se sienten tristes y afligidas. El verbo apulismarse parece formado a partir del un sustantivo de la lengua misquita, hablada por ciertas comunidades hondureñas y nicaragüenses. Apajuilarse está formado a partir de pajuil, sustantivo empleado en El Salvador, Honduras y República Dominicana para nombrar al paují, un ave asustadiza, de comportamiento muy esquivo.
Son muchos más los sinónimos de acobardar o acobardarse que podríamos añadir, pero creo que estos son suficientes. En nuestra mano está vivir más libres después de cambiar nuestra actitud y ser capaces de sustraernos a ese miedo general, que a nada bueno conduce.

CUADERNO DEL SUR
(Madrid, 1961). Novelista y narrador en general, ha visto publicados también ensayos históricos y artículos periodísticos y de investigación. Poco amante de academias y universidades, se licenció en Filología Hispánica y se dedica a escribir. Cree con firmeza en los beneficios del conocimiento libre de imposiciones y en el poder de la lectura.