Crónica de un año en la UCI ante la impotenciaNecesitamos ayuda.
D. José Ureña León, de 74 años de edad, fue ingresado el 6 de agosto de 2008 en la UCI del Hospital Ntra. Sra. de la Merced de Osuna. Tras su ingreso, los intensivistas de este hospital determinaron que era en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla donde debía concluir su tratamiento. Sin embargo, denegaron su acogida con el pretexto de que no había cama disponible. Así que hablamos con el entonces jefe de la UCI de Osuna, el Dr. Molina, y nos dijo que en Sevilla pensaban que las condiciones en las que se encontraba D. José Ureña desaconsejaban su traslado. Desde entonces hasta hoy, cada vez que ha sido el momento idóneo para ser trasladado, el hospital sevillano ha encontrado un motivo para impedirlo. Mientras tanto, en Osuna han tenido que hacer un diagnóstico basado en conjeturas porque hasta que no le hagan las pruebas pertinentes, básicamente una gammagrafía, no se puede saber a ciencia cierta lo que le ocurre. Hace unos meses los intensivistas de la UCI de Osuna pensaron de nuevo que se acercaba el momento ideal para enviarlo a Sevilla. Contactaron con los médicos del Virgen del Rocío, que se interesaron por el caso, y el pasado 30 de junio solicitaron nuevamente su traslado, pero desde el Virgen del Rocío utilizaron el ya conocido argumento de que no había cama disponible. Hasta hoy, día 6 de julio, en que el director médico del Hospital de Osuna, D. Pedro F. Ramírez, nos sorprende diciendo que hay camas disponibles de sobra y las ha habido. Que el problema está en que fue ayer cuando se dieron cuenta de que para hacerle las pruebas se necesitaba un isótopo del cual carecían y que podía tardar una semana en llegar.
Y me pregunto si, con los medios que hay, y ante un caso de máxima urgencia, no pueden solicitarlo a través de un mensajero y que tal material esté disponible en 24 horas.
Mientras tanto, mi padre es víctima de todas las infecciones propias de una UCI, de dolorosas úlceras por presión, de crisis producidas por el trastorno que se sospecha que tiene, de trastornos del ánimo por encontrarse tantas horas solo y rodeado de cables y máquinas –él es perfectamente consciente de todo–, y lo vemos consumirse poco a poco durante las cortas visitas diarias a las que tenemos derecho. Los familiares nos vemos impotentes al ver que no está en nuestras manos el poder ayudarlo, y tampoco en las manos de los profesionales de la UCI de Osuna, que han hecho todo lo que ha estado a su alcance, porque, según D. Pedro F. Ramírez, todo depende de Dª. Elena Moreno, Jefa de Endocrinología del Virgen del Rocío, que parece que no quiera hacerse cargo del caso del Sr. Ureña, una persona que ha dedicado toda su vida a trabajar y a sacar adelante a sus nueve hijos. Creemos que un caso como este debe salir a la luz pública para que quede constancia de la falta de humanidad que parecen tener algunos responsables de los centros de salud. Con el corazón en la mano les digo que nadie se merece un trato semejante. Muchas gracias.
Familia Ureña Muñoz
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