Cristóbal Martín, un grande de Osuna que se nos ha ido

Osuna pierde a uno de de sus artistas más polifacéticos y prolíficos

El artista ursaonense Cristóbal Martín falleció ayer, martes 9 de abril, en el Hospital de Osuna.

Nació en 1.931 en una Osuna de calles empedradas y poco iluminadas. En su preadolescencia ya ilustraba las libretas de las alumnas de su madre, que era maestra nacional. En el Instituto tuvo como profesor de Dibujo a Arturo Garrigó, que fue quien le preparó para hacer el ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla.

Allí tuvo de profesores, entre otros, a Juan Rodríguez Jaldón y a Alfonso Grosso y de compañeros a artistas de la talla de Carmen Laffón, Francisco Cortijo y Santiago del Campo. En el que fue estudio de Gonzalo Bilbao conoció a Francisco Moreno Galván, Joaquín Sáenz y a Juan Romero, con quien mantuvo amistad hasta el final.

El humor, otra de sus grandes pasiones, la unió con el arte en el semanario Don José que dirigía Antonio Mingote y en el que publicaban Tono y Mihura, entre otros.

Mientras, hacía sus pinitos en Radio Juventud de Osuna, donde grababa con el pianista Pepe Romero un programa en el que Cristóbal tocaba la guitarra.

Al marcharse Pepe Romero a Madrid, tira de Cristóbal y este se asienta en la capital. Allí se empapa del flamenco en una tertulia en torno al gran Pepe el de la Matrona y por allí desfilan José Blas Vega, Manuel Ríos Ruiz, Enrique Morente

En Madrid una famosa comparsa gaditana denominada Los Beatles de Cádiz, con Enrique Villegas al frente, se encontraba buscando un guitarrista para debutar en el Tablao Flamenco Los Canasteros de Manolo Caracol y allí se produzco la primera actuación de nuestro paisano con el grupo gaditano. Aquello lo escucharon, nada más y nada menos, que Arturo Pavón y Melchor de Marchena.

Al verano siguiente, volvieron Los Beatles de Cádiz a Madrid y llamaron a Cristóbal para la presentación de una joven artista, una tal Rocío Jurado. Pasaron por todas las salas de fiestas y tablaos, participaron en varias películas, entre ellas, Acompáñame, con Rocío Dúrcal.

Tras avisarle su amigo Mariano Zamora de que iba a quedar libre una plaza de Dibujo en el Instituto Rodríguez Marín, Cristóbal Martín no se lo piensa y regresa a su tierra.

Allí usa la música para amenizar, imparte clases de guitarra, participa en representaciones teatrales… Y al poco tiempo funda la Tertulia Flamenca en Osuna donde se convierte en su primer presidente y lo hizo a lo grande, con dos recitales de Antonio Mairena y de Pepe Romero en el patio del Instituto, hoy Escuela Universitaria.
Crearon un festival flamenco denominado La Pringá y aquí fueron homenajeados El Lebrijano, Menese, Fosforito y muchos más.

Colaboró con El Paleto y, muchos años después, con nuestro medio, con El Pespunte, a cuyos integrantes tenía mucha consideración.

Tras jubilarse, empezó a practicar la pintura Naïf, que le otorgó una nueva perspectiva del arte y, bajo una apariencia inocente, alcanzó cotas altísimas a nivel nacional y europeo, participando en galerías de Madrid, Estambul, Conpenhague y un largo etcétera.

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Otra faceta que tal vez se conoce menos en su escritura, siempre impregnada de humor, en la que usaba una más que correcta versificación. En las cristaleras del Casino se puede disfrutar de “Las letanías del Casino”. Mostraba su retórica en cada presentación de alguna obra o en cada intervención al inicio de una exposición.

Recordaremos sus paseos tranquilos por Osuna a la hora en la que había menos ruido por el tráfico, recordaremos para la eternidad sus carteles para diversos actos, sus carteles de feria, su aportación modernista al mundo de la Semana Santa, recordaremos sus dibujos cargados de crítica social envueltos en un fino humor, recordaremos su pausadísima conversación…

En el Museo de Osuna, gracias a la intermediación de sus amigos Francisco Ledesma y Eloy Reina permanece una serie de dibujos para que su memoria y una ínfima parte de su arte perduren entre sus paisanos y entre quienes vengan a visitar su pueblo.

Hace pocos días, en El Pespunte, otro amigo, Antonio Palop, escribía que posee dos óleos y cuatro acuarelas que encargó a Cristóbal en 1.962 y comentaba que “me bulle la intención de que estas pinturas figuren, en su momento, en el Museo de Osuna, si sus regidores y mis paisanos la aceptan”.

Gracias, creador. Gracias, artista. Gracias, Cristóbal Martín.

«Siempre me ha gustado conocer y aprender de los mejores. Eso me ha proporcionado vivir de cerca muchos ambientes artísticos, en la Pintura, la Música, el Humor, el Flamenco… He tenido la suerte de conocer a grandes artistas, de los que guardo con orgullo el tesoro inigualable de su amistad y su recuerdo».

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