Concierto de Niña Pastori en Sevilla: solo faltó el azahar
- La artista gaditana hizo vibrar a más de 7.000 fans con un espectáculo arrollador en el que fusionó a la perfección el flamenco con los géneros latinos
Que Sevilla viviera ayer, 7 de septiembre, una maravillosa tarde noche de primavera no fue cosa del cambio climático, no. Lo de ayer en el barrio del Arenal fue cosa de Sevilla. Solo de Sevilla. La ciudad muta de estación cómo y cuándo quiere, y lo de este pasado sábado es un ejemplo paradigmático de ello.
Atascos, calles cortadas en el casco histórico, que era el escenario de un ir y venir agitado y constante, leve amenaza de lluvia, 27 grados y…bullas. ¿Semana Santa? No, pero casi. La Virgen de la Piedad del Baratillo comenzaba pasadas las ocho de la tarde su esperadísimo itinerario hacia la Catedral para su Coronación Canónica. No cabía un alfiler en Adriano.
Mientras el paso acaparaba todas las mirabas de una calle Arfe literalmente abarrotada al son que marcaba la virtuosa banda del Sol, a escasos 200 metros se vivía otro bullicioso peregrinar de gentes, en este caso hacia la Plaza de Toros de la Maestranza. ¿Corrida de la Feria de Abril? No, pero casi. Porque la expectación era similar a la del Domingo de Resurrección. Solo faltó el azahar para certificar el sustancioso cambio estacional. Sevilla en estado puro.
Con todo el papel vendido desde hace meses, más de 7.000 personas se afanaban por entrar al majestuoso coso de la calle Iris para disfrutar en esta ocasión del arte de Niña Pastori, nombre de lujo que sirvió para inaugurar la tercera edición del ciclo de conciertos Noches de la Maestranza, meollo de la cuestión de esta crónica.
La cantaora nacida en San Fernando exhibió anoche una puesta en escena poderosa, acorde con el prestigio que se ha granjeado a lo largo de su ya dilatada carrera –en 2025 se cumplen 30 años del lanzamiento de su primer disco–, que le ha convertido en el referente internacional número uno del flamenco actual, algo de lo que pueden dar fe los miles de fans que la han disfrutado en directo recientemente en su gira por Estados Unidos y México y, cómo no, los cinco gramófonos con la serigrafía de los Latin Grammy que posan en el salón de sus casa.
María, que así reza en su DNI, es una artista que conoce el flamenco desde lo más profundo y que lo ama desde más adentro todavía. Quizá por eso sufra cuando ve que algunos compañeros no tienen el reconocimiento que merecieran, como confesó anoche con un discurso ingeniosamente argumentado, y quizá también por eso lo trate con tanto respeto cuando su arte, de admirable inquietud y más que permeable a nuevas influencias, apuesta por fusionar el flamenco con los géneros latinos. Los clásicos, nada de reguetón.
La música de Niña Pastori es puro mestizaje. Algo que se observa especialmente en sus directos. Anoche su propuesta flamenca flirteó durante gran parte de las más de dos horas que duró el concierto con el jazz cubano, la salsa e, incluso, con la bachata y la cumbia, géneros surgidos al otro lado del charco sobre los que la gaditana profesa una profunda admiración.
Y lo hizo con un gusto exquisito, con unos cuidadísimos arreglos al servicio de su brillante voz para que las palabras fuesen brotando sentadas cómodamente sobre la melodía y el ritmo de su exitoso cancionero.
Aunque arrancó por Cádiz, con ‘Somos marineros’, unas alegrías marca de la casa, muy pronto y de manera directa afloraría ese buen paladar a la hora de saltar el charco y plasmar el influjo de las coordenadas caribeñas de la mano de ‘El cantante’, himno incontestable que popularizara a finales de los setenta Héctor Lavoe –genio y figura indispensable de la salsa puertorriqueña–, que la isleña se llevó a su terreno cambiando, incluso, buena parte de la letra original. Poco después versionó con idéntico acierto a otro de los capos latinos, Juan Luis Guerra, con su clásico ‘Burbujas de amor’.
Estrella Morente, artista invitada
El concierto contó con un buen número de momentos álgidos. Uno de ellos fue el dúo que formó con la gran Estrella Morente para cantar ‘Válgame Dios’. No le fue a la zaga en cuanto a emoción la interpretación de ‘Cai’, la oda a Cádiz que le escribió su amigo Alejandro Sanz, de quien rescató ‘A veces’ y ‘Cuando nadie me ve’ y sus cantes por bulerías.
Por supuesto, no faltaron éxitos del calibre de ‘De boca en boca’, ‘Puede ser’, ‘Quién te va a querer’, ‘Cuando te beso’. Aunque la que puso bocabajo el albero y las gradas de la Maestranza fue, ya en la recta final, ‘Y para qué (asere)’, un tema enormemente vitalista que en directo potencia su energía y vitalidad hasta límites insospechados, provocando anoche que el público la bailara de principio a fin y se acercara hasta el foso como si de un concierto de rock se tratara.
Era la tercera vez que la gaditana actuaba en Sevilla en apenas once meses, sin embargo, quien suscribe estas palabras se marchó por la Puerta del Príncipe convencido de que si volviera a cantar mañana en la capital hispalense, el resultado sería exactamente el mismo, o acaso mejor aún, porque el idilio de Niña Pastori y Sevilla está creciendo a un ritmo vertiginoso.
Tras el gran show de anoche la Maestranza vuelve a abrir sus puertas este domingo para recibir a Hombres G; mientras que el viernes 13 será el turno de El Barrio, una cita que servirá para despedir este ciclo musical y para la que las entradas están agotadas desde hace semanas.
🔝TOP | Uno de los momentos más especiales. @npastorioficial con @EstrellaMorente como artista invitada.
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