Choque de realidad


En estos últimos años y a raíz de la pandemia, han cambiado muchos aspectos de nuestro día a día. Las circunstancias excepcionales que han marcado esta etapa de nuestras vidas no nos han permitido estar y compartir momentos con personas importantes para nosotros, despedirnos de nuestros seres queridos o poder acompañarlos como nos hubiese gustado, en estos últimos momentos. Pero… ¿Te has preguntado qué es realmente lo que ha pasado?
Vivíamos tan inmersos en nuestras preocupaciones y ocupaciones diarias que no nos dábamos cuenta de que, mientras tanto, la vida iba pasando. Nos preocupábamos por conseguir el último móvil, tener el máximo número posible de “me gustas” y nos pasábamos el día, pendientes del móvil y consultando las redes sociales. Habíamos digitalizado la vida, olvidando que lo que realmente importa y vale la pena, no se encuentra detrás de una pantalla. De repente, en medio de este caos digital y pobre de emociones, llegó una pandemia que nos puso todo patas arriba. Perdimos los abrazos, los besos y cualquier tipo de acercamiento físico con los que nos rodeaban, no pudiendo, en ocasiones, ni despedirnos de ellos. En esos momentos comenzamos a darnos cuenta de lo importantes y necesarias que eran esas pequeñas cosas. Tuvimos un choque de realidad.
Ha sido duro y difícil para todos y lamentablemente, no podemos cambiarlo. Sin embargo, ¿nos puede aportar algo todo lo que ha ocurrido?, ¿es posible obtener un aprendizaje de todo ello?. Suele decirse que “No valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos” y esta es sin duda, una gran oportunidad para aplicar este refrán y comenzar a valorar esos aspectos de la vida que teníamos olvidados. Abrazar, besar, quedar con un/a amigo/a o celebrar un momento importante con nuestros familiares, son solo algunos ejemplos de esas pequeñas, pero grandes cosas que enriquecen y dan valor a nuestro día a día.
La oleada de pérdidas que ha traído consigo el coronavirus ha dejado mella en todos, pero, sobre todo, en aquellas personas que por su profesión o circunstancias personales las han vivido más de cerca. Podemos resignarnos, lamentarnos y quejarnos o utilizar lo que hemos vivido a modo de aprendizaje y comenzar a valorar el estar con nuestros seres queridos y poder verlos con relativa frecuencia. Ambas opciones son totalmente comprensibles y humanas, pero solo una nos permite sacar un mínimo de utilidad a lo que hemos vivido. ¿Y tú? ¿Qué opción eliges?
Paula Morales Olivares
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Cuadro: Joaquin Sorolla
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