Perico Girón se enamora (III)

Los señoritos eran cinco, dos varones y tres hembras. La mayor de todos se llamaba…

Fiel a la erección

Odio eterno a esas personas que, ufanas y sonrientes, te dan la turra hasta niveles…

Perico Girón se enamora (II)

Al día siguiente, con el cogote enrojecido de tanto frotarlo mi madre y vestido con…

Desde mi calle – El último viaje (3 y último)

Los pueblos tienen su magia y Osuna no la ha perdido. Las llamadas de nuestra…

Un invierno largo

Uno se va ganando poco a poco cuando comprende que para vivir en paz hay…

No sólo sexo

Comienza a amanecer, y por la ventana entreabierta se cuelan las voces de chavales y…

Chavales, nos están tangando

En este mundo comandado por vendedores de humo y gurús del “crecepelismo”, la culpa parece…

De la Magdalena al Duque (y II)

Eduardo andaba ligero, con pies de joven. «Ya no queda mucho para la plaza del…

Tres pueblos (Continuación) – ¿Y Sevilla?

¡Ay, Sevilla! Aunque no he tenido en ti prolongadas estancias, tú eres mi pueblo grande…

Rasca

Hay veces que sabemos que algo de lo que vamos a decir no es científicamente…

De la Magdalena al Duque (I)

Llegué a Sevilla una mañana de junio de 1879. El Guadalquivir, pasada la Torre del…

Los muertos de la casualidad

Para ver si un artista es bueno, siempre miro en Spotify la segunda canción que…