
Estimado Víctor:
Pasaste por aquí el día de mi despedida (21 de octubre 2020), dejaste para mí un alentador comentario y tu testimonio, con lo que quedé complacido y agradecido.
Pero de lo que quiero hablar es de la glosa que días pasados -4 de octubre- hiciste de la novela Encender una hoguera de Jack London. La leí (la glosa) con interés tratando de averiguar si ese título se encontraba entre mis registros, pero llegué a la conclusión de que lo más probable es que, o no la he leído o la he olvidado por completo, lo que me ocurre con frecuencia. Desde luego no me suena ni el título, ni siquiera uno de los nombres de sus personajes, pero cuando algo espolea la mente está uno irremediablemente abocado a bucear en ella.
En una de mis inmersiones he encontrado unas imágenes que, por el hilo argumental y el carácter del personaje que describes, bien podrían ser los restos aislados de una película -tal vez trasunto de la novela- que vi hace algunos años, en cuyo desarrollo presenta a un hombre esforzado que persigue objetivos ante los que encuentra innumerables obstáculos al mismo tiempo que se crea algunos enemigos.
Es sólo un vago recuerdo de su argumento sin imágenes ni detalles presentes en mi mente. Solamente la escena final me ilumina con las imágenes de unas montañas agrestes cubiertas de nieve y una cabaña de la que sale una mujer enamorada que extiende una mano hacia el amado a la vez que pronuncia la palabras repetidas “ven conmigo, ven conmigo”, seguidas del estruendo amenazador de los ecos rebotados de un disparo y, de inmediato, lo ve caer abatido de un balazo.
Quizás no sean más que hilachas sueltas desprendidas del magma de mi deteriorada memoria que no guardan relación con la novela que comentas, pero, cierto o no, he tenido la íntima satisfacción de poder relacionar tu crónica con mis recuerdos.
Como sabes, he puesto punto y final a la tarea de escribir artículos y crear audiovisuales que gentilmente viene publicando El Pespunte, al que renuevo mi gratitud. Pero estas tareas siempre encuentran ejecutores que sustituyen y renuevan lo viejo y caduco. Y ahí estás tú como ejemplo, que estás haciendo un buen trabajo fomentando la lectura que tan escasamente se ejercita en este país nuestro. Afortunadamente, tiene en ti un impulsor de su práctica para mucho tiempo.
La lectura te debe una.
Un fuerte abrazo.
Antonio Palop Serrano
PD, La foto que ilustra esta carta es una composición, como puede verse en el techo sin nieve de la cabaña y la sombra que proyecta, contrastando con un paisaje nevado y con nubes. No corresponde a la película, pero es lo más parecido que he podido hacer.
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Amante de las letras, la enseñanza, la tecnología y, sobre todo, de Osuna.
Nacido en 1929 en El Saucejo (Sevilla) es el columnista con más experiencia vital que posee El Pespunte. Ha dedicado su vida a la enseñanza de EGB en distintas localidades andaluzas y su pasión por la informática le llevó a aprender a editar vídeo y audio y, por devoción, a no alejarse de Osuna.