Cambio de hora en España: ¿por qué podríamos decirle adiós en 2026?


Este domingo 29 de octubre, los españoles ajustarán sus relojes para adaptarse al horario de invierno, un cambio que suma una hora más a la noche y ha sido una tradición en el país desde 1974. A las 3:00 de la madrugada, los relojes en la península volverán a marcar las 2:00, mientras que en las Islas Canarias el cambio será de las 2:00 a la 1:00, permitiendo a los ciudadanos disfrutar de una hora extra de sueño. Este ajuste, instaurado en Europa hace cinco décadas como una medida de ahorro energético, está ahora en entredicho y podría desaparecer en el futuro.
La iniciativa de adelantar y atrasar la hora dos veces al año se popularizó en los años setenta, cuando el alza de los precios del petróleo llevó a la mayoría de países europeos a adoptar un sistema que permitiera aprovechar al máximo las horas de luz natural. España implementó el cambio en 1974, esperando reducir el consumo de energía en oficinas e industrias. Sin embargo, en el contexto actual, el cambio de horario es objeto de un amplio debate que involucra no solo aspectos económicos, sino también cuestiones de salud pública y bienestar.
Efectos en el ahorro y la salud: ¿a quién afecta el cambio de hora?
El propósito original de estos cambios horarias ha sido ajustarse a la luz solar disponible para reducir el uso de energía eléctrica, especialmente en las primeras horas del día. Sin embargo, Francisco J. Tapiador, catedrático de física, señala que, si bien el ahorro energético en oficinas e industrias sigue siendo una motivación, este beneficio ha perdido peso frente a otros aspectos en la actualidad. Según Tapiador, el impacto energético del cambio de hora es cada vez menor, especialmente en un contexto de redes eléctricas dominadas por fuentes de energía renovable.
Al mismo tiempo, este cambio estacional ha despertado preocupación en el ámbito de la salud, ya que estudios y expertos en sueño advierten sobre sus efectos en el ritmo circadiano de las personas. La Sociedad Española del Sueño y la Asociación Española de Pediatría, entre otras organizaciones, han expresado que el cambio de hora afecta de manera particular a los niños y adultos mayores, quienes experimentan más dificultades para adaptarse al nuevo horario, pudiendo sufrir insomnio, irritabilidad y falta de concentración en los días posteriores. Estas organizaciones defienden la adopción de un único horario, sugiriendo el de invierno como el más adecuado para el ritmo biológico natural de los seres humanos.
¿Por qué la Unión Europea planea eliminar el cambio horario?
En 2018, la Comisión Europea propuso suprimir el cambio de hora en todos los países miembros, argumentando que los beneficios de esta medida han disminuido con el tiempo y resaltando las preocupaciones en torno al bienestar de los ciudadanos. La propuesta se presentó tras una consulta pública en la que la mayoría de los encuestados se mostró en contra de los ajustes estacionales. Además, en marzo de 2019, el Parlamento Europeo aprobó una resolución para eliminar esta práctica, dejando a cada país la elección de un horario permanente.
La Unión Europea plantea que, con la integración de fuentes renovables en las redes eléctricas, ya no es tan necesario ajustar los horarios para optimizar el consumo de energía. María Prado, de Greenpeace, sostiene que es más relevante coordinar la demanda de energía en función de la disponibilidad de energía renovable que realizar estos cambios de hora. Según ella, gestionar el consumo en horas con mayor presencia de energías limpias haría el sistema más eficiente sin necesidad de ajustes horarios, facilitando la transición hacia un modelo más sustentable. Otros sectores comparten esta postura y consideran el cambio de hora una práctica obsoleta en el contexto actual de transición energética.
Futuro incierto para el cambio horario en Europa
A pesar del consenso inicial en la Comisión y el Parlamento Europeo, la eliminación del cambio de hora aún no ha sido implementada debido a la falta de acuerdo en el Consejo Europeo, donde los Estados miembros deben ratificar la decisión final. Algunos países, como Finlandia y Alemania, han abogado por la eliminación definitiva del cambio horario, mientras que otros prefieren conservarlo por su aparente contribución al ahorro energético y su rol en la adaptación social a las estaciones.
En España, el Boletín Oficial del Estado (BOE) establece que el cambio de hora se mantendrá, al menos, hasta 2026, aunque persiste la incertidumbre sobre su futuro a largo plazo. El Consejo Europeo, al igual que en otras cuestiones de política comunitaria, requiere una mayoría cualificada para tomar una decisión definitiva, un reto en el que los intereses y preferencias de cada país han hecho que las negociaciones avancen lentamente.
Hasta que se logre un consenso, la práctica continuará rigiéndose por la Directiva 2000/84/CE, que regula el cambio horario de verano e invierno en todos los países de la UE, con el objetivo de asegurar la uniformidad horaria en el mercado común.
