Caernos bien

Antes de que se cayera WhatsApp, el último mensaje que recibí fue el de la autoescuela notificándome la fecha del siguiente examen. Sinceramente, no sé cómo tomármelo. He leído ya alguna columna que teorizaba sobre cuál habría sido el último WhatsApp que se había enviado, pero a mí lo primero que se me vino a la mente cuando se cayó la Santísima Trinidad de Zuckerberg fue cuál habría sido el último tiraficheo en el DM de Instagram. Me imaginé a ese soldado desolado al ver que su órdago no había merecido respuesta, fantaseé con esa chavala que vio el mensaje, lo dejó en barbecho y cuando creyó que ya era oportuno contestar, no pudo. Seguro que pensó que era una señal, que sus signos del zodiaco serían totalmente incompatibles.

Probablemente, igual de incompatible que un jefe de gabinete concediendo una entrevista en Prime Time para saciar su sed de venganza maquillando su vendetta con un espectáculo de ilusionismo barato que solo ayudó a arruinar su merecido capital político. Saber ganar, saber perder, saber parar, ese es el mantra que lleva repitiendo el hombre que gestó una de las estrategias más brillantes de la historia de nuestra democracia. A Redondo lo echaron, le ganaron la partida y le dieron una patada en el trasero. Él no paró, a él lo frenaron en seco.

Quien sí ha sabido ganar, perder y parar es uno de los mayores estandartes de nuestro deporte, el buque insignia de una generación de superdotados, el faro del baloncesto en nuestro país. Se va Pau Gasol, y para mí se van con él aquellas mañanas de verano en las que madrugué para ver a la selección en los Juegos Olímpicos, ese videojuego de la PSP en el que siempre elegía a los Memphis Grizzlies. Una época.

Ha sido una semana llena de nostalgia en la que el cabronazo (dejémoslo ahí) de Dani Martín ha jugado con los sentimientos de sus fans colgando en redes una serie de vídeos en los que dejaba caer que iba a volver el Canto del Loco, todo esto para al final anunciar que iba a sacar un disco recopilatorio con las mejores canciones del grupo. Espero que al menos, en el nuevo disco actualice las letras de algunas de las canciones más míticas. Mi sugerencia: “Quiero entrar en tu garito sin tener que pagar 40 pavos por un reservado”. A ver si los del ocio nocturno lo escuchan y vuelven al método de antes, que esto de tener que dar un riñón para entrar en una discoteca ya cansa.

Al final, los únicos que van a poder entrar van a ser los chavales que este año estrenen mayoría de edad. El Tito Sánchez les va a regalar un bono de 400 napos para gastarlo en cultura. JAJAJAJA. ¿Qué es cultura? Cultura puede ser desde el Fifa 22 hasta la suscripción a una web porno, desde ir al cine con la parienta a parar en el camello del barrio, desde comprarte un pikete bien guapo a ponerle el yasuni a la moto. Todo lo que se les ocurra menos ir a los toros. Que ojo, que no se me malinterprete, que me parece de lujo que el presi reparta aguinaldos para que luego cuando se pongan las urnas los chavales se acuerden de él, pero que no nos lo venda como un incentivo cultural hacia los jóvenes. Pocos libros de Marías se van a comprar con ese parné y los que se compren estarán destinados a la reventa. Lo que sí que puede ser, y es la única justificación que le encuentro, es que alguno se lo guarde para renovar el carné del Betis o para comprar entradas para el Falla. Eso sí es cultura.

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Santi Gigliotti
Twitter: @santigigliotti

 

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