La cabalgata de los Reyes Magos de Oriente: Fiesta o espectáculo
En 107 años la cabalgata de los Reyes Magos de Oriente, del Ateneo de Sevilla, siempre ha salido el día 5; por primera vez se adelanta al 4. La fiesta de Reyes sigue el 6 de enero.
Los Reyes son un rito de paso de nuestra sociedad, marca el tránsito de salida de la infancia. Cuando el afectado descubre ese secreto tan bien guardado por todos, le afectará: decepción, enfado, alivio… pero pasará irremediablemente a ser un nuevo cómplice de este mágico e ilusionante montaje social.
El día de Reyes con pequeños es la fiesta familiar por antonomasia. Este día 4, en familia, nos dirigimos a ver la cabalgata: dos nietos, uno de 2 años y poco y otro de casi 3 años, con sus progenitores respectivos, sus carritos, mi esposa y yo. Tuvimos la suerte de encontrarnos la de Mairena del Aljarafe: caramelos, balones, empezaron y empezamos a ilusionarnos. Sufrí un primer caramelazo desde la carroza del increíble Hulk; me acordé de que no había traído sombrero para defenderme. Después, a Sevilla, en el metro, al encuentro del cortejo de sus majestades por la ciudad, que descansarían hasta la madrugada siguiente del 5, que es su jornada fuerte de trabajo.
El cambio de fecha de la cabalgata ha creado polémica: muchos consideran que debía haber salido el día 5, y otros justifican el cambio en la previsión de lluvia para ese día, que desluciría la cabalgata. En 107 años ha llovido alguna vez; siempre ha salido. Cambiar la fecha da preferencia al espectáculo sobre la fiesta. Con este antecedente, se podría cambiar la madrugada del Jueves Santo al miércoles o al viernes, según convenga, para no perder el espectáculo (es broma, digo yo).
Pues les iba contando: llegamos a Los Remedios, barrio en el que he vivido muchos años y mi esposa también, con mucho tiempo antes de que pasara la cabalgata. Nos instalamos al final de Pagés del Corro, al ladito de la Plaza de Cuba, con los carritos, los niños; hasta tomamos una cerveza antes de que se aglomerara la gente. Y empezó otro espectáculo, el liderado por una, digo yo que sería inquilina de esa zona. Llegó bastante después que nosotros y le debió molestar que hubiéramos conseguido nuestra primera fila con nuestros niños. Criticó a nuestros carritos, los defendimos. Después la escuchamos decir a su grupo, familia o lo que fuera: “Bajaros, que estoy aquí en la Caja Rural”, y eso hicieron, una patulea de abusones que se metieron en primera fila. Mi mujer tuvo que luchar como una heroína, que lo es, defendiendo nuestra posición que, con previsión y esfuerzo, habíamos conseguido.
Sufrimos mala educación y mal gusto. Los peor parados fueron una familia colombiana con cinco niños, que fueron abusados y desplazados de la primera fila que habían conseguido antes que nosotros. Los inocentes infantes no pudieron ver su cabalgata de ilusión como sus padres, y seguro que Dios también, querían que la vieran. Nos dijeron que no protestaron porque, aunque trabajan aquí, no son de aquí. ¡Qué injusticia y dolor producen los abusones! A lo mejor se llamaba Cayetana.
Pasó Melchor y empezó a llover. Pardiez, se fastidió el espectáculo a pesar de haber querido darle esquinazo a la naturaleza, pero no se fastidió la fiesta. Por el mayor interés del menor, antes de que se nos empaparan, nos volvimos al metro sin poder saludar a Gaspar y a Baltasar.
Será por esto de confundir espectáculo con fiesta que después, en las noticias de la cabalgata, me entero de que en mi querida calle Asunción, al pasar la cabalgata, se cantó el himno nacional. No porque entrara la Virgen del barrio en su capilla de la fábrica de tabacos como en Semana Santa, sino para un uso derechista y excluyente, y que se dieron gritos insultando al presidente del Gobierno. Un mal espectáculo de aquellos que no respetan el sentido íntimo y último de una fiesta de amor y generosidad como la de los Reyes Magos de Oriente. En mi barrio hay muchas más buenas personas que esos malos cayetanos, que a lo mejor hasta les parece bien lo que está ocurriendo en Oriente.
El día 5, terminé de escribir mi carta a sus majestades. Les puse en letras grandes: “Como sois de Oriente, llevad paz a los niños de Gaza y poned una tonelada de carbón sobre los Herodes actuales, políticos y militares, que cruelmente los matan con bombas, hambre y frío. El niño Jesús nació allí; gracias a sus padres tuvo mejor suerte, porque la matanza de los inocentes acabó con su generación. Defendamos a los niños en Gaza y aquí y a los que vienen en patera. Son el futuro”.
EL CIBERDIVÁN, LA OREJA DE FREUD.
Psiquiatra psicoanalista impulsó la reforma psiquiátrica “salta la tapia” en el hospital de Miraflores. Fue Director de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) y Coordinador de la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. Autor de numerosos artículos científicos. Tiene dos libros publicados: Psicoanálisis medicina y salud mental, y La religión en el diván.