Becas para la privada

Partido Popular, y su dirección general, ha avalado el sistema de becas para las escuelas privadas que prepara la Comunidad de Madrid. Becas que podrán solicitar familias que cobren hasta 180.000 euros anuales. Becas para pagar el bachillerato a los hijos e hijas de tales familias en centros privados. Becas con dinero público para pagar bachilleratos en centros privados. Y, según informan varios programas de radio y televisión, esta propuesta ha sido creada e impulsada por la presidenta de la Comunidad de Madrid. Comunidad que, entre todas las de España y según informan esas mismas radios y televisiones, menos invierte en educación.
No entiendo mucho de economía (y de otras muchas cosas, tampoco), pero estoy totalmente de acuerdo con la miembro del PSOE Carmen Calvo cuando, en un debate celebrado el pasado 4 de julio en el programa de radio El Ágora de Hora 25, respondió a un militante del PP diciéndole que más de 100.000 euros anuales no es clase media. Y es que, todos aquellos hombres y aquellas mujeres del PP a los que he podido escuchar defenderla propuesta sobre becas para escuelas privadas, basan su argumento en dos puntos: la libertad de los padres y madres pertenecientes a la clase media para poder matricular a sus hijos e hijas en una escuela pública o privada (porque para estos hombres y mujeres del PP más de 100.000 euros al año es pertenecer a la clase media), y las calificaciones de cada alumno o alumna. Es decir, por los méritos del joven o la joven.
La presidenta de la Comunidad de Madrid ha defendido su propuesta en un acto celebrado en Boadilla del Monte, localidad a la que acudió para presentar un proyecto de turismo gastronómico, diciendo que <<me sorprende que puedas cambiar de sexo, o que puedas abortar al margen de tus padres, de las decisiones de ellos, y sin embargo no puedas optar a becas en bachillerato o en la formación profesional si tus padres tienen un poder adquisitivo u otro, y por tanto que tu esfuerzo, tus méritos y tu superación, no cuenten. >> El vídeo de esta intervención en dicha localidad, publicado por El País el pasado 30 de junio, lo pueden encontrar en YouTube si escriben en el buscador lo siguiente: Ayuso: “Puedes cambiar de sexo sin tus padres pero no pedir becas por su nivel adquisitivo”. Yo veo este vídeo una y otra vez en mi ordenador, y no estoy de acuerdo. Y no lo estoy porque el esfuerzo, los méritos y la superación de cada niño y cada niña no parten, como bien sabemos, de la misma línea de salida. Y si no lo sabemos, deberíamos saberlo.
Si una persona obtiene una beca para sus estudios, esta misma beca le será denegada el curso siguiente si no ha superado un mínimo de asignaturas. Es decir: obtienes beca si apruebas. Por tanto, decir que el esfuerzo por conseguir una beca de una chavala de unos quince años, la menor de tres hermanos, hija de un matrimonio que juntando el sueldo de ambos no llega a dos mil euros mensuales, es equiparable al de otra chavala perteneciente a una familia que supera los cien mil euros anuales, que ambas pueden optar a una beca púbica, me parece algo más que injusto. Porque a la chavala de más de cien mil euros sus padres, desde muy pequeña, la tienen apuntada a clases de inglés las tardes de cada martes y cada jueves. Los veranos, desde hace un par de años, los pasa en algún colegio de Londres para perfeccionar el idioma, para que lo hable “lo más natural posible”. Y si alguna asignatura, o varias, se ponen un poco cuesta arriba, no te preocupes, cariño, porque a mí, a tu edad, también me costaban horrores las matemáticas y el dibujo técnico. Mañana contratamos a un profesor para que venga a casa los lunes y miércoles, y verás cómo en la próxima evaluación sacas buena nota. Y la chavala, por supuesto, aprueba el dibujo, el inglés, las matemáticas y todo lo que se ponga por delante. Con su esfuerzo.
Pero hay algo más en el fondo de esta propuesta de becas para la educación privada. Lo dice Carmen Calvo en el mismo programa de radio ya citado, y yo estoy de acuerdo. Y ese algo más no es otra cosa que financiar la educación religiosa con dinero público. Porque, como bien sabemos, y si no lo sabemos deberíamos saberlo, no son pocas las escuelas privadas (y concertadas) vinculadas a la enseñanza religiosa.
Educación religiosa, con dinero público.
Amén.
Álvaro Jiménez Angulo