Ayuso, échate uno

Isabel Díaz Engatuso se ha ruborizado esta semana porque la presidenta de Más Hachís le ha llevado una propuesta para la regulación del cannabis en adultos. Miren ustedes por donde, todo es libertad hasta que se habla de los porritos. Está muy mal visto, es una cosa de perroflautas y macarras que no dan un palo al agua. Como le dijeron los de Podemos es mucho mejor tirar de trazo gordo y hacerte una fotito con una copa de vino diciendo que el gobierno quiere prohibirlo o tener una marca de cerveza en la que aparece tu jeta en el botellín, dónde va a parar. Revolucionaria pero no mucho, liberal a ratitos.

Estuvo bien que Jacinto Morazo de kilo recordase al PP que, aquel Calamaro al que le dieron la medalla de la ciudad, es el primer promotor del cannabis con alguna de sus canciones, o, a la bancada de Vox que, el admirado Escohotado, “uno de los grandes referentes intelectuales de la derecha española” en palabras de Press Banca Abascal, siempre ha sido uno de los más férreos defensores de la legalización.

No, aquí nadie está incitando a los chaveas a fumar pitillos, ya lo hacen igualmente, pero lo hacen de la misma manera que se dejan la pasta en las casas de apuesta o se bajan las dos botellas de William Lawson’s cada fin de semana, o, ¿es que eso es más sano? En la Asamblea de Madrid se estaba hablando, precisamente, de una regularización en adultos para que los menores tuvieran más complicado acceder de manera tan sencilla, pero no, aquí había que sacar a pasear la oratoria tuitera, ¿Miguel Ángel le has dado al play? “Esta gente quiere decirle a la juventud que se fumen dos porros”. Eso sí, los mismos que aplaudieron esa intervención, desde una bancada y otra, hoy cuando estén bien ciegotes probablemente le pidan un “parde” al maldito grifota de la puerta para ponerse más contentitos.

No estoy diciendo que los porros sean buenos, pero como tampoco lo es el alcohol, el tabaco y muchas de las drogas que la sociedad ha decidido aceptar y acoger en su seno. De hecho, me atrevería a decir que hay una cosa mucho peor, la maldita hipocresía. Ese doble rasero moral alentado por el sectarismo ideológico que sustenta el topicazo de que es una cosa de izquierdas, cuando les aseguro que he visto a muchos “cayetanos” de pulsera en muñeca y zapatillas Pompeii, metiéndose cada Bob Marley en el pecho que pondría amarillo hasta a Apu el de los Simpson

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¿Se acuerdan ustedes de la larga lista que sacó la presidenta de la CAM para defender su gestión en las residencias? No les quiero ni contar el pedazo de canuto que habría fabricado con eso si alguna encuesta les revelase que aquello se traduciría en votos. Vamos, que si estuviera socialmente aceptado se batirían en una hermosa y cándida batalla de relatos en la que hablarían de sus primeros porros, de las libertarias e inolvidables noches por Malasaña, del placer recreativo y de los beneficios terapéuticos. No descarten que se hiciesen una ambulancia entre Médico y Madre, Juan Echar El Rato y ella, a ver quien tenía más aguante. Ahí sí que iban a hacer falta los pasteles de la mesa de Ismael Sirio. Pero nada, no se preocupen porque eso no ocurrirá, porque la política en España es tan infumable que seguirá siendo un diálogo de besugos. Además, estoy seguro de que les hacen un gran favor a muchos porretas que prefieren que siga siendo una cosa clandestina, un placer prohibido. Ya lo dijo Juan Carlos Aragón: “Los paraísos artificiales son nuestros únicos paraísos”.

Santi Gigliotti
Twitter: @santigigliotti
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