Aviso a navegantes

Dentro de cinco días se cumplirá un año de las últimas elecciones municipales que, en Cádiz, ganó por mayoría absoluta el Partido Popular liderado por Bruno García, quien tomó el relevo al frente de la alcaldía del extravagante José María González ‘Kichi’.
Resulta llamativo que en un año, 36o días para ser exactos, el equipo de gobierno, con el regidor y la concejala de Cultura a la cabeza, no haya tenido un solo gesto con la “apestada” figura de José María Pemán, a todas luces el gran escritor de la ciudad en el siglo XX, por delante de otros de mucho talento como Fernando Quiñones, Carlos Edmundo de Ory o la misma Mercedes Formica, quien ha corrido la misma suerte que el autor de ‘La viudita naviera’, y sigue arrumbada en el trastero de la Historia (perdón por la mayúscula).
Y es que cabe traer a la memoria que el Partido Popular, a nivel municipal, provincial y autonómico, puso el grito en el cielo desde la oposición cuando en el año 2021 el anterior equipo de gobierno, que se movía entre el populismo andalucista y el peronismo caletero, decidió borrar de un plumazo todo rastro de la pluma de Pemán en su ciudad natal, amparándose en una hemipléjica ley de memoria democrática (sic): primero le quitaron el nombre al premio literario, luego al teatro del parque y, por último, removieron la placa conmemorativa y el busto de la casa en la que nació el escritor. Les faltó exhumar sus restos de la cripta de la catedral, donde está enterrado junto a Manuel de Falla.
¿Pemán? No sé de quién me habla; aquí nunca hubo ningún tal Pemán.
El caso es que el PP gaditano, cuando le convino, hizo bandera de José María Pemán, prometiendo devolverle al autor de ‘El Séneca’ el lugar que le corresponde en su patria chica cuando regresaran al poder, y restituir su maltrecha imagen.
Visto lo visto, se entiende que aquello sólo era un brindis electoralista y una vía por la que atacar a la corporación liderada a la sazón por Kichi.
Y es que a los políticos en general, y a los del PP en particular, les importa un carajo Pemán o cualquier escritor o artista si no les sale rentable políticamente. Hoy, reivindicar al poeta de San Antonio es harto impopular, y conlleva connotaciones carcas, clasistas y hasta fascistas. Y de sobra sabemos que, frente a la impopularidad, las motivaciones de la clase política son populistas y populacheras.
Por ello, Bruno García y los suyos, que no han leído a Pemán ni de casualidad, se prestan a homenajear al carnavalero Juan Carlos Aragón, que este sí da votos, al cumplirse un lustro de su prematura muerte, pese a que este soltara las mayores barrabasadas en vida contra el Partido Popular. Verbigracia:
“No era la sombra de Francisco Franco,/ era el Partido Popular./ Y el espanto se corrió de tal manera / que aquel 23 de marzo se acabó la primavera:/ el visón, el traje azul, la piel de ante/ y en cada rostro los semblantes de la pura mala fe,/ la risa hipócrita y la forma de mirar desafiante, /la democracia acojonada y puesta contra la pared”.
Espero al menos que estas políticas culturales miopes, oportunistas y cobardicas que sólo hacen seguidismo del sectarismo de las aplicadas desde la hemipléjica siniestra, hagan que estos politicuchos mequetrefes se lamenten y se revuelvan arrepentidos en su vejez por haber sido cuando tenían poder de cambiar las cosas unos mierdas (perdón por la expresión).
La Historia, en fin, colocará a cada uno donde le corresponde. Y dentro de 50 años, quien esté aquí para verlo, se llevará las manos a la cabeza contemplando cómo actuamos tan cegados por el presente encumbrando a un artistilla mediocre y bajuno (que hasta tiene un colegio a su nombre en la ciudad) y condenando al ostracismo a un excelente escritor, que fue el mejor embajador que tuvo Cádiz en el siglo XX.
Y no quiero acabar sin antes recordar otro caso reciente de infamia para el Partido Popular en sus políticas culturales. Llevados esta vez por el fanatismo de la otra trinchera, la nacionalcatólica, llegaron a quitarle el nombre del colosal actor Paco Rabal a la plaza principal de Alpedrete porque era rojo, comunista.
Ante estas canalladas de estos mindundis, de estas garrapatas analfabetas que viven de nuestros impuestos qué mejor que ilustrar este artículo con la famosísima foto de Kiki, en la que Alberti y Pemán, las dos Españas, se abrazan sonrientes y amistosos en la plaza de San Antonio tras el pregón de carnaval del primero; amén de rematar estos párrafos con el soneto que precisamente Paco Rabal le dedicó a José María Pemán:
“Yo le quise a Pemán por liberal, / Por su oratoria ágil, su escritura, / Por su enorme bondad, por su ternura, / Por su generosidad, por su leal / Entrega a sus ideas, por su cordura, / Por su gracia andaluza, por su sal, / Porque le dio una mano a Paco Umbral, / Al dramaturgo Sastre, a la cultura. / Fui su Edipo, su Tyestes, Marco Antonio, / Y me puso de pie en el escenario, / Y soy de sus virtudes, testimonio. / No quiero ver pasar su centenario, / Pues siendo yo de izquierdas, ‘un demonio’, / Él me abrazó rabioso y solidario.”
