Apariencias

Para infiltrarse en un sitio que no es el tuyo hay que aclimatarse, ser más cliché que el cliché, retorcer el tópico. En muchas tribus, sobre todo en las más sectarias, te exigen que cumplas con cánones que negarán tener, que pienses como piensan, que te tatúes sus emblemitas en la pierna. Todo eso te da crédito ante los ojos de los clones. La gracia es que luego dentro de esas mismas comunas se consideran multiculturales, abiertos y asamblearios. Casi todos estos movimientos no son más que cavernas con eco, allí las personas son un tema de Marc Anthony; escuchado uno, escuchados todos.
¿Y dónde es allí? Pues aquí también, y allá, y en un lado y en otro. Me estoy refiriendo a la decepción de las señoras que al enterarse de que el hombre perfecto era un madero camuflado han montado en cólera. ¿Qué es lo que se denuncia exactamente? ¿La rabia de que alguien se haya empollado la paranoia y haya entrado en una burbuja y al haberlo hecho haya puesto en evidencia los dogmas y la pureza del movimiento? Cuando te crees tan único y alguien te engaña derruye las escaleras de tu fe ¿O quizás el tema venga por un futuro utópico que se esfumó de un plumazo, por la impotencia de haberse enamorado de una persona que solo tenía un fin y no era enamorarse de ti? O puede que simplemente fuera por la jodienda del maldito amor normativo que sintieron, por los celos, por de repente querer la monogamia a toda costa.
Todos los corazones son posesivos. Los puedes vestir de lo que quieras, los puedes condimentar con lo que te plazca, pero su primera y única función será latir. Y los corazones laten por algo o por alguien. No hay más. El bombeo no entiende de ideologías ni de cadenas varias, todo eso se lo dejamos a la cabeza. Ella es la que come la basura que recolecta cada día en la calle y el televisor, en el móvil y en los atriles. Cuando el corazón late fuerte, la cabeza pasa a un segundo plano, es normal que una se olvide de que es anarquista, es normal que den ganas de presentar a los padres, es normal todo lo que antes pasaría por locura.
Pero la vida es así; antigua y perra, idealista a ratos y dictatorial a otros, campo y celda, paraíso y purgatorio. El engaño, en cualquiera de sus manifestaciones, está en todos los manuales de instrucciones del juego del amor. Uno acepta y participa, pero luego en el ensimismamiento olvida que hay un manual y unas posibilidades, y que eso es lo bonito. Se ha vivido algo bien cuando se han dejado de calcular los riesgos. Los reveses vienen siempre, por eso resulta cobarde esperarlos, buscarlos a cada paso, vivir de puntillas. Sí, llega el día en que lo que era una avenida se convierte en un laberinto, pero nadie nos puede quitar lo bailado, tampoco lo andado. Duele, y se denuncia que duele, a veces con aspavientos y otras hasta con temazos. Pero ayuda, y al pasar el tiempo una se replantea cosas y se cansa de los talleres, y deja de molarle la casa okupa, y no creo que se meta a policía, pero puede que busque el cielo en otra parte, sabiendo ya que las apariencias engañan.