Anécdotas de un poeta cofrade que dejó en Londres una estampa del Cautivo de Morón

- El arahalense Julio Fernández Gómez, abogado de profesión, amante de la poesía y, sobre todo, cofrade, ha exaltado la Semana Santa en varios pueblos de la provincia y Sevilla capital
- Su vida está llena de historias conmovedoras, emocionantes y simpáticas relacionadas con su trayectoria en las hermandades a las que pertenece, de Morón, Arahal y Sevilla

“Un 18 de diciembre, como cada año fui al besamanos de la Esperanza Macarena con mi hermana Beatriz en brazos. En la fila, delante mía iba un niño, no tenía más de siete años. Estaba solo y me extrañó. Cuando besó la mano de la imagen, se dirigió al libro de agradecimientos que la hermandad pone este día para que los devotos dejemos unas palabras. Soy muy observador y curioso y, cuando terminó de escribir, me acerqué para saber qué había puesto. Me quedé frío, el niño había escrito: “dale un beso a papá”.

Esta es una de muchas anécdotas de la vida cofrade de Julio Fernández Gómez (Sevilla, 1980), abogado de profesión y poeta de vocación, aunque su trayectoria no se puede contar sin incluir dos palabras que lo definen irremediablemente: cofrade y hombre de fe. Su hermandad de cuna es la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Morón de la Frontera, donde vive su familia materna, aunque, cuando llega cada Viernes de Dolores, comienza su periplo semanasantero entre Arahal, Sevilla y la ciudad del Gallo. Es como un ritual que vive con convicción asegurando que el día más feliz del año para él es cada Domingo de Ramos.
De carácter afable y observador, ha vivido mucho en torno a hermandades desde pequeño, en cualquier época del año. Pero cuando se acerca la Cuaresma, reparte el tiempo entre su actividad profesional y los eventos tradicionales a los que acude cada año. Su abuelo era Luis Gómez Teruel, una institución en el mundo de la fotografía en Morón de la Frontera. Su trayectoria, desde pequeño, está profundamente arraigada a sus creencias religiosas y todo lo que ello supone en Sevilla.
La mujer que se comía las estampas de la Macarena
Hablar con Julio Fernández sobre su vida cofrade es reunir recuerdos que posiblemente se repitan en las experiencias cofrades de muchos de sus amigos y conocidos. De hecho, estas vivencias nutren muchos pregones de Semana Santa. Cada una de estas curiosas anécdotas que cuenta Julio han sido hechos reales que ha vivido o del que ha sido testigo.
Como ocurrió un año que estaba en la Cervecería El Tremendo de Santa Catalina con José Luis Bernabé López, más conocido como ‘El Guindi’, contraguía del equipo de capataces de Ernesto Sanguino. “Se acercó una joven a pedirle estampas de la Macarena. Al parecer José Luis ya días antes le había dado más y le preguntó para qué quería tantas. Nos quedamos parados con la respuesta. La madre tenía cáncer en la garganta o el esófago, no lo recuerdo bien, y se comía una todas las mañanas convencida de que, si le pasaba la Virgen por la zona, se curaría”.
Antes de este momento, hubo otros muchos, algunos le ayudaron a reafirmarse en su fe, otros todavía lo emocionan. Porque Julio Fernández lleva a gala estas creencias cualquiera que sea el lugar que visite. “Mi hermana estuvo un tiempo viviendo en Londres y, cuando la visitaba, yo iba dejando estampas del Cautivo de Morón en todos los pubs a los que fui. Años después, un amigo mío estuvo en uno de ellos y vio la imagen, supo de inmediato que era mía”.

Pregonero por excelencia
El abogado tiene un libro de poemas publicado y otros siete en su ordenador. Es pregonero por excelencia, y desde 2008 está exaltando la Semana Santa, o eventos concretos relacionados con titulares de hermandades. Ese año dio el Pregón de La Mudá, una tertulia de jóvenes cofrades de Arahal de la que han salido posteriormente muchos pregoneros. Él mismo fue pregonero de la Semana Santa de Arahal en 2012, en la parroquia Santa María Magdalena. Aquella vez se rompió una parte del protocolo de este tipo de actos para que lo presentara su propio padre, Julio Fernández Carrillo, también abogado, además de economista.
En 2015 también dio otro pregón el de la Semana Santa de Morón de la Frontera donde dejó para la historia algunas de estas anécdotas. Vestido con una chaqué en color gris claro, ofreció en este pueblo una exaltación cargada de sentimientos cuyo recuerdo aún hoy provoca la emoción en su mirada cuando cuenta que “me sacaron a hombros”. En su despacho de Arahal, hay una foto en blanco y negro que muestra el momento. Un año antes fue el responsable de la Exaltación de la Hermandad de la Soledad de este mismo pueblo.
Entre las vivencias que contó en este pregón está aquella en la que el joven con apenas 17 años que fue lo expulsaron del CD Arahal por no presentarse al partido que tenía su equipo, del que era capitán, con su contrincante moronense. “Es que el partido era a las cinco de la tarde del Domingo de Ramos”, cuenta. Ese día, Julio Fernández sólo está para la hermandad del Cautivo y es a su titular al único que tiene que rendir cuentas . Muchos años después, la hermandad firmó con la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Nazareno para que tocara en su estación de penitencia, Julio formaba parte de la Junta de Gobierno desde los 18 años. “El hijo del entrenador que me echó estaba en la banda y me dijo que ahora entendía por qué había tomado esa decisión”.

Aguaó y pertiguero
En 2016 fue el autor de la Exaltación de la Saeta de la Hermandad Nuestro Padre Jesús Nazareno de Morón de la Frontera y, en 2019, de la Exaltación a la Cruz de la Hermandad de la Vera Cruz de Arahal donde también ha dado el Pregón de Glorias. Y en 2021 formó parte de los participantes del ‘Pregón de Pregones’ organizado de nuevo por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Morón de la Frontera. El último pregón que dio fue en Semana Santa de 2023 en el acuartelamiento de Tablada (Sevilla).
Seguro que en este relato de exaltaciones, pregones y anécdotas, queda algo atrás. Julio Fernández comienza a reírse antes de contar que cada Viernes Santo es el ‘aguaó’ del paso de palio de la Hermandad del Santo Entierro de Arahal. “Cuando estamos ya llegando a la iglesia de recogida, acostumbro a echarle un poco de aguardiente que llevo en una petaca, los costaleros lo agradecen a esa hora. Un día una mujer quiso llenar el búcaro de agua y los costaleros gritaron para impedirlo”.
O aquella vez que estaba viendo en la misma esquina de la calle Trajano en Sevilla la estación de penitencia de la Hermandad de la Sagrada Lanzada. “El pertiguero comenzó a vomitar, se puso fatal. Yo iba con mi traje de chaqueta, me vieron tan arreglado que me pidieron que lo sustituyera. Estuve con ellos hasta entrar en Campana”, explica sin dejar de sonreír. Aunque su paso por esta emblemática esquina sevillana, sobre todo en Semana Santa, le trae otros recuerdos no tan buenos.
Pero si una anécdota lo marcó fue la que ocurrió en Arahal durante La Madrugá. Esta en la iglesia a punto de salir la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuando una niña que iba en la fila comenzó a sentirse mal y a pedir que la llevaran con su familia. “Su madre no estaba y me indicó donde vivía su abuelo, en el otro extremo del pueblo. Andando con ella de la mano, me fui hasta la dirección que indicaba. Imagina que un tío con antifaz con tu nieta de la mano llama a tu puerta de madrugada. El hombre salió por la ventana con una escopeta”. Ya Julio explicó las razones de por qué lo molestaba a esa hora. Y a la vuelta, con el paso ya en la calle, comenzaron a gritarle porque llegaba tarde. Lógicamente no pudo explicar las razones de su retraso.
El mejor día del año
“Hago estación de penitencia con la Hermandad de los Estudiantes y siempre voy descalzo. Un año, al entrar en Campana, un niño tiró el queso caliente de una hamburguesa y cayó en mi pie. Estaba quemándome pero tuve que mantener el tipo si quitarlo. Tres paradas por delante me lo quitó el propietario de la famosa Taberna ‘El Peregil’, el padre (José Pérez Blanco) que se apiadó de mí”.
Para Julio Fernández, el año comienza el Domingo de Ramos con la misa de palmas a la que asiste en la iglesia de San Miguel, sede de la Hermandad del Cautivo. A las dos de la tarde almuerza y durante un rato escucha a la Agrupación Musical Santa María Magdalena cuando toca en la salida del Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de la Hiniesta en el programa ‘El Llamador’ de Canal Sur Radio. “Mientras me atavío, rezo, después me voy para la iglesia, soy de los primeros en llegar. Para mí es un día especial, de recogimiento, el mejor día del año”.
Momentos en los que observa y después plasma en muchos de sus versos, como aquellos que le escribió a la Virgen de los Dolores de la Hermandad del Santo Entierro de Arahal, recogidos en una estampa. “Ese año fui al besamanos de la Virgen y su hermano mayor, José Matute, me dijo “hijo, te has ganado besarla en la cara”. Y así fue, es una de las pocas personas que ha tenido ese honor.

Redactora de El Pespunte.
Periodista sevillana con más de 30 años de experiencia. Fundadora y CEO de AionSur durante 10 años. Especializada en reportajes agrícolas y sociales en la provincia de Sevilla.