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A vueltas con los mentecatos

A vueltas con los mentecatos

Es por esta época del año, desde hace 41, que los andaluces y catalanes de origen andaluz alivian la nostalgia con los farolillos “Fino La Ina” de una feria que, aunque particularmente no la comparto (como dicen los cordobeses, lo que es, es, y una feria sin albero, caballos ni toros no es) sí es cierto que me irrito con las sandeces de quienes hacen suya una tierra que debía ser de todos. Se me conmueven las entretelas al oír gritos desaforados, como para ser oídos desde cualquier sitio del universo, de necios ideológicamente abrazados a las cuatro barras rojas de Cataluña, perdón Catalunya, o la estelada separatista.

Pilar Rahola, a diferencia de Carod Rovira o Durán y Lleida, es una catalana con pedigrí, independentista desde la cuna y, por ende, defensora de la pegatina del burro catalán, de ahí su sensibilidad animalista fácil de percibir pero de compleja definición. “Es inexplicable que embolar a un toro en el Baix Ebre atesore méritos para el divertimento y un pase de pecho a un morlaco de Julio de la Puerta sea una asquerosidad”. Queda claro por qué a esta señora el Flamenco le resulta banal, como la misma feria, y los “Castellets de Terrassa” son una demostración artística insuperable siendo igualmente Patrimonio de la Humanidad.

Al igual que Puigcercós, Laporta, Portabella…, (individuos alérgicos a las castañuelas) Pilar Rahola también hace asco al rebujito y escupe bilis sobre las costumbres e ideas diferentes que no comulgan con la tesis rabiosa en su totalidad: “La Feria de Abril de Barcelona es un montaje comercial y un negocio para trajinar con los productos del sur a costa del dinero de los catalanes”. Viene a criticar también la falta de mestizaje en la feria y el protagonismo excesivo, según cree, que se le da a los toldos verde y blanco en detrimento de la Senyera catalana.

Ocurre que para los pensamientos soberanistas “els altres catalans” no solo deben expresarse en la lengua de J. V. Foix medianamente correcto, sino que es necesario hacerlo con el acento de payés horroroso de Jordi Puyol. No basta cantar por sevillanas a la Moreneta o por soleá a los poetas catalanes, es imprescindible la reconversión de Pepe a Josep y tatarear todas las estrofas “del Segadors”. Por contra serán tildados de ciudadanos españoles de mierda que en vacaciones se gastan el dinero en Osuna, por ejemplo, con los vagos jornaleros que roban al pueblo catalán que dirían los citados Rovira y Lleida.

Subrayar el pasado indigno de los tópicos andaluces para justificar unos cuantos euros es un golpe bajo. Y Pilar Rahola lo hace con saña y alocada. Tanto, que deja al descubierto el encefalograma plano de los sicóticos-independentistas en su sagrado territorio. Es imposible un atisbo de predisposición para avenirse con la semilla de mano de obra colonial que Franco sembró para contentar a la burguesía empresarial catalana, o para identificarse con los productos a granel que proveniente del sur se envasaron y confeccionaron en esta tierra: aceite, algodón…

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Antonio Moreno Pérez


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