50 familias de Osuna con problemas para alimentar a sus hijos piden ayuda al director del colegio Rodríguez Marín

“Hay una pizzería aquí, en Osuna, que está entregando las pizzas que sobran del día a familias que esperan a la hora del cierre en las proximidades. Me lo contaba una madre hace unos días entre lágrimas. Sus hijos, cuando vieron la pizza en la cena, pensaban que era un premio por algo que habían hecho bien. No es una película. Es cierto. Está ocurriendo hoy en Andalucía”.

Quien cuenta esto es Fidel González, director del Colegio Público Rodríguez Marín. Con 1.003 alumnos matriculados en este curso que arranca, es el mayor centro educativo de infantil y primaria de Andalucía. El Rodríguez Marín es grande, muy grande: un universo en el que se cruzan vidas que ahora comienzan e historias familiares que retratan con realismo descarnado la situación social de Osuna, de la Sierra Sur de Sevilla y, al fin, de buena parte de los pueblos andaluces. Y el director y los profesores del centro conocen esas historias de primera mano. Se convierten en confidentes de padres y madres a los que les cuesta contar que a duras penas tienen para dar de comer a sus hijos. “Te sientes impotente”, asegura Fidel: “La sociedad te demanda una respuesta y tú te encuentras con trabas administrativas que hacen que no puedas darlas”.

El problema administrativo es el siguiente. El comedor escolar del Rodríguez Marín tiene 171 plazas, las que le corresponde por las instalaciones disponibles para este fin. La demanda de plazas para el comedor es alta, y todas, claro, están cubiertas. Pero hay otras 79 solicitudes en lista de espera y más de 200 que no han sido admitidas a trámite. Buena parte de estas últimas han sido rechazadas porque alguno de los tutores del alumno o alumna (o ambos) está en paro. “Por norma, el servicio está pensado para conciliar la vida familiar y laboral. Pero esta no es la necesidad que se está dando ahora”, afirma el director del centro.

Es fácil suponer que en hogares marcados por el desempleo hay también problemas económicos. Muchas de las familias que han quedado fuera aspiraban a una plaza de comedor para después acceder a las bonificaciones que concede la Junta por bajo nivel de ingresos. De esta manera, si el comedor cuesta algo más de 4 euros por alumno y día, con los descuentos existentes del 50 o del 75% las familias en peor situación solventarían en parte sus dificultades para dar una buena alimentación a sus hijos.

“No tenemos una lista, pero perfectamente el 25% de esas 200 familias tienen graves problemas de acceso a alimentos”, se lamenta Fidel González. Las dificultades se extienden también a buena parte del resto.

 

SOLUCIONES

El problema no es nuevo. Viene ya del curso pasado. El centro propuso entonces a la Junta doblar el turno de comedor. Sin embargo la ley, a día de hoy, lo impide. ¿Soluciones? De momento, únicamente medidas de emergencia: “El año pasado, de manera privada, colaboramos con algunas de las familias en peor situación. En la cocina se hacía algo de comida de más y se la entregábamos en tupperwares”, cuenta el director.

Este año no quieren quedarse ahí. Según confirma a este periódico el máximo responsable del Rodríguez Marín, hay contactos con el AMPA del colegio, Cáritas, Cruz Roja, el Ayuntamiento de Osuna y los voluntarios de Protección Civil para articular una respuesta más consistente que la del improvisado tupper.

“Tenemos que maquillar esta situación vergonzante. Tenemos que hacer algo para convertir este gris casi negro en blanco”, afirma Fidel González.

La solución que baraja es habilitar un aula multiusos para dar comidas a los alumnos cuyas familias lo requieran con recursos de las ONG y donaciones particulares y con la atención de personal voluntario.

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Daniel Zamora es el presidente de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del centro. Afirma que hay que afrontar de manera inmediata la emergencia sin esperar a la Junta: “Los cambios en la Administración son demasiado lentos, dependen de muchos factores, tendríamos que esperar meses… No descartamos protestas en la calle, pero este centro es muy grande. Sólo con que el 20% de las familias colaboren, podremos paliar las situaciones más delicadas de forma inmediata”, afirma.

El presidente del AMPA apoya la creación del “comedor alternativo” y asegura que la asociación está dispuesta a destinar a ello íntegramente el dinero que tiene previsto recaudar este año (unos 7.000 euros) mediante la cuota de los socios, la venta de calendarios y la celebración de fiestas.

Es la realidad de Osuna, una población con 17.000 habitantes de los que 2.000 están en paro. Como en otros pueblos, el crack inmobiliario ha hecho estragos. El campo, la principal fuente de empleo tradicionalmente, cada vez más tecnificado, no da suficientes jornales.

¿Y los niños? ¿Cómo viven los niños del colegio Rodríguez Marín esta situación? “Yo estoy sorprendido por la madurez de alumnos de 6 o 7 años “, cuenta el director. “Están haciendo que sus padres compren material escolar para compañeros que no tienen. Son un ejemplo para todos”.

Fuente: Andaluces Diario

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