26 de julio: festividad de San Joaquín y Santa Ana
En pleno verano, de largos días calurosos, se celebra el día de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen María y, por tanto, los abuelos de Nuestro Señor Jesucristo.
No son muchos los datos que se conocen de ellos y éstos provienen de los evangelios apócrifos: el Protoevangelio de Santiago, el Evangelio de la Natividad de Santa María y el Pseudomateo o Libro de la Natividad de Santa María la Virgen y de la infancia del Salvador. Según la tradición estos santos vivieron primero en Galilea, se instalaron después en Jerusalén donde nació y creció Nuestra Señora, allí también murieron y fueron enterrados. Igualmente se cuenta que eran ancianos cuando concibieron a la Virgen María, concepción realizada por el Espíritu Santo y materializada en lo que se conoce como “el abrazo místico” de San Joaquín y Santa Ana.
Osuna cuenta con diversas representaciones en nuestras iglesias de San Joaquín y Santa Ana, en pintura o imaginería principalmente. Unas veces aparecen de forma independiente, otras juntos, también a veces junto a ellos está la figura de la Virgen María. De entre todas vamos a destacar tres por mostrar iconografías diferentes de los citados santos:
– En el retablo de María Auxiliadora, de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Victoria, aparecen en sus calles laterales las imágenes independientes de los padres de la Virgen. Se datan en el siglo XVIII. La de Santa Ana es una imagen de las llamadas “triple”: la santa, de pie, sostiene entre sus brazos a la Virgen María y Ella al Niño Jesús.
– En la Iglesia de San Agustín posiblemente existió una capilla dedicada a Santa Ana, justo a la espalda de su retablo mayor y que daría a la actual calle “Santa Ana”, quizá de ahí proceda su nombre. Además, en el mismo retablo mayor de esta iglesia, ejecutado por Jerónimo Balbás y contratado en 1710, aparece en su ático un relieve con Santa Ana enseñando a leer a la Virgen María Niña, al fondo aparece San Joaquín. Comprenderemos mejor el significado de este relieve al recordar que la misión con la que llegaron los agustinos a Osuna era la de la enseñanza.
– Por último, la olvidada y ruinosa Ermita de Santa Ana. Esta desconocida iglesia cercana al área de servicio, fue fundada en el siglo XVI por Doña María de la Cueva, esposa del IV Conde de Ureña, para la Franciscanas Clarisas. Tras abandonarlo estas religiosas para pasar a la calle La Huerta, se instalaron los padres mercedarios descalzos en el siglo XVII. Las órdenes de Franciscanos Capuchinos y los Hospitalarios de San Juan de Dios intentaron, fallidamente, asentarse allí posteriormente. La iglesia fue reedificada en 1746 y costeada por el vecino de Osuna Luis de Figueroa Silva y Fernández de las Casas, capitán de los ejércitos españoles en el Virreinato de México. Allí se encuentra enterrado él y sus descendientes, al igual que el sacerdote Luis de Soto Torres-Lineros, Caballero del Hábito de Santiago y Capellán del Convento de la Concepción, quién financió parte de la reconstrucción de la torre de la Colegiata tras su derrumbe en 1918.
La Ermita de Santa Ana, de una sola nave, cuenta con bellas yeserías decorando su bóveda y cúpula, que se completan con piezas de madera talladas y doradas. Cuenta con tres pequeños retablos: en los laterales aparecen San Joaquín en uno y San Miguel Arcángel en otro. En el principal se sitúa Santa Ana sentada en un sillón dorado sobre una nube con cabezas de ángeles. La santa sostiene a la Virgen María, originariamente la Virgen sostenía al Niño Jesús pero éste no se encuentra. Completa la decoración de la ermita diversos lienzos. Tal es el grado de abandono y despreocupación de este edifico religioso que, para vergüenza de nuestro pueblo, en mayo de 2007 la imagen de Santa Ana, San Miguel Arcángel y tres cuadros fueron robados y vendidos en un mercadillo (tal como informó El Pespunte). Afortunadamente la policía nacional los localizó y recuperó en un domicilio de Isla Cristina en 2008.
En este artículo no se mencionan otras muy interesantes representaciones de San Joaquín y Santa Ana con las que cuenta nuestro pueblo. Sin embargo sí se pone un especial énfasis en la Ermita de Santa Ana por el deplorable estado en que se encuentra, sobre todo por su olvido, y el incierto futuro que le depara. En estos complicados momentos de recesión económica resulta casi imposible lanzar un llamamiento de recuperación de esta iglesia, más aún por las actuaciones que actualmente se realizan en otras. Sin embargo sí se podría tener en cuenta su funcionalidad religiosa hacia los vecinos en una zona de Osuna de gran expansión urbanística.
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