Este año el virus nos ha pillado por sorpresa, pensando que no sería para tanto. Este año no han procesionado los pasos por pueblos y ciudades. La llegada de la primavera nos tiene recluidos en nuestras casas a la espera de que la situación de la pandemia mejore. Quiero referirme a lo que la Semana Santa tiene de especial para quien nunca la vivió y que se ha acercado a ella en los últimos años. La Semana Santa no la veo como lo hace un buen cofrade, sino como lo hace un escéptico ante el hecho religioso. Para quien la vive como un excepcional hecho cultural, como es mi caso, la Semana Santa merece estar entre los eventos más importantes del año. Me apasiona ver la multitud que se arremolina ante la salida de los pasos.
